domingo, 16 de noviembre de 2014

El inquilino de la Casa Blanca no nos quiere

Como ya he comentado en algún otro post, como en El vínculo que llegó del frío, es escandalosa la impostura del neoliberalismo español cuando intenta engancharse a la lucha de Estados Unidos y Europa Occidental en la II Guerra Mundial contra los totalitarismos, para así obviar la convivencia de nuestras élites económicas, políticas y culturales con el régimen fascista más longevo del mundo, el protagonizado por el felón ex general Francisco Franco.

De ahí que cuando la derecha neoliberal española parece orgasmar cuando hablan del vínculo transatlántico, y cualquier ataque al mismo se vive como si se les hubiera mentado a sus muertos.

En mi opinión, el ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero se ganó el odio furibundo cainita, como sólo pueden sentirlo los españoles, cuando durante un desfile militar, el entonces secretario general del PSOE permaneció sentado al paso de la bandera de franjas y brillantes estrellas.

Para nuestros neocon, agrupados aquí y allá en think tank como Real Instituto Elcano, medios como El Mundo, ABC o Libertad Digital, y organizaciones empresariales como Amcham Spain, y toda la pléyade de los generosamente pagados ex becarios Fulbright el gesto fue como pegarle una patada en las santas partes de su fantasía, y por eso, al alcanzar la presidencia el secretario general de los y las socialistas españolas, se movilizaron en conseguir que la administración de Bush hijo ninguneara a ZP.

De ahí el indisimulado gozo manifestado por la derecha mediática española por la frialdad del mandatario norteamericano, cuando 25 de septiembre de 2007, tras tres años evitando invitarle a la Casa Blanca, Bush saluda a Zapatero con un rápido "hola ¿cómo está?" durante la cena de la ONU.

Pero lo que son las cosas, siete años después, otro inquilino de la Casa Blanca ha ninguneado al presidente Rajoy, hecho que naturalmente ningún medio de la derecha neoliberal ha recogido pero que sí lo ha hecho la prensa más alejada de él.

Me refiero al robo saludil del gallego, que PUBLICO ha titulado como Rajoy le sablea un saludo forzado a Obama en el G-20 con el mismo indisimulado alborozo que exhibió LIBERTAD DIGITAL en 2007.

Pero lo que estos análisis obvian es lo que para mí resulta más importante: España no es querida ni respetada por el gigante americano. Toda nuestra política exterior se basa en la impostura de que es posible el cariño de las élites norteamericanas, y nada más lejos de la realidad. Somos demasiados latinos para tenernos como socios privilegiados en Europa, y estamos demasiado lejos de su patio trasero para tener algún interés en contar con nosotros. Somos un país periférico, poco poblado, sin grandes recursos, con una economía estadísticamente menguante frente a los gigantes asiáticos, con poco peso en Europa, un cada vez menor peso en la comunidad iberoamericana y unas élites completamente idiotizadas. ¿A quien queremos engañar, si hasta muchos de los nuestros quieren abandonar el barco?

No. Los inquilinos de la Casa Blanca no nos quieren. Nunca nos han querido. Han oscilado entre el desprecio y la indiferencia, con los justos gestos de cariño para asegurarse el negocio de sus compañías, suelo para sus instalaciones, e inmunidad para sus desmanes planetarios contra los comunistas primero y contra los islamistas después.
      
Y como español, ni la frialdad de Bush ni el ridículo de Rajoy me hacen gracia. Ni maldita la gracia.

sábado, 15 de noviembre de 2014

¡Vivan las cadenas!

Hoy se ha conocido el resultado final de las votaciones en el seno de la nueva formación PODEMOS para elegir a sus órganos políticos, habiendo recibido la candidatura de Pablo Iglesias 95.311 votos, el 88,6%, lo que ha supuesto su proclamación como primer secretario general del partido y culmina un proceso congresual bastante atípico dentro del panorama político español. Y me gustaría compartir contigo, amable lector o lectora, algunas reflexiones sobre este proceso.

A principios de junio de este año publiqué un post titulado Que puedan, por el bien de todos, en que manifestaba mi deseo de que la naciente formación política acertase en la articulación de una metodología de partido eficaz, pensando que la demanda de sus simpatizantes y líderes era crear un sistema diferente. Pero me equivocaba doblemente.

Porque si bien el proceso constituyente de PODEMOS ha sido significativamente diferente al del resto de partidos, no ha sido radicalmente diferente y muestra una preocupante quiebra del proceso que le ha hecho crecer como la espuma.

En relación tanto al proceso en sí como a los resultados, se demuestra que no ha funcionado ni la pluralidad ni la participación. Comparando estos resultados con los obtenidos por el PSOE en el proceso de elección directa de la secretaría general, observamos que los votantes que han participado en la elección del secretario general de la nueva formación han sido 107.488 (el 42,65% de los inscritos), frente a los 128.300 votos de los afiliados (el 66% del censo) del proceso de los y las socialistas españolas.

Y si analizamos estos datos teniendo en cuenta el esfuerzo del elector, los datos aún son más favorables a las y los socialistas, ya que para votar en el proceso del PSOE debían ser afiliados, es decir, socialistas que estén al corriente de sus cuotas, y desplazarse un domingo de julio hasta una Casa del Pueblo para depositar su voto. En cambio, en el proceso de PODEMOS tan sólo se requería darse de alta, sin realizar ningún pago previo, y emitir el voto de forma electrónica desde su casa, su móvil o su trabajo, y durante varios días.

Pero lo que más debería preocupar a la nueva dirigencia de PODEMOS es que, por primera vez, la formación ha sufrido un brusco frenazo y marcha atrás en la participación, ya que han votado 4.582 menos que durante la votación de los documentos, hace unas semanas.

En cuanto a la pluralidad, en PODEMOS se observa un hiperliderazgo que algunos lectores de diarios digitales no han dudado de denominarlo a la búlgara, ya que si Pablo Iglesias ha conseguido un total de 95.311 votos, el siguiente postulante, Álvaro Monge, tan sólo ha recibido 995 sufragios.

Si lo comparamos con los resultados de los y las socialistas, no hay color. En dicho proceso el ganador, Pedro Sánchez, alcanzó un total de 62.477 votos, frente a los 46.439 votos de Eduardo Madina, y 19.384 votos de José Antonio Pérez Tapias.

Lo que no hay que poner en duda es que en PODEMOS se han presentado los que han querido, y han votado todos los que lo han deseado, con todas las facilidades del mundo, hasta el punto de asemejarse más a un concurso de televisión que a un proceso político al uso. Entonces, ¿qué ha pasado para que se haya producido una bajísima participación, menos que hace unas semanas, provocando además un hiperliderazgo aparentemente contradictorio con los deseos de pluralidad y horizontalidad? ¿A caso los damnificados materiales y morales de la crisis han vuelto a gritar Vivan las cadenas?

Mi hipótesis es que, en este proceso congresual, se han enfrentado en el seno de PODEMOS dos discursos radicalmente distintos, los que denomino los exiliados de la democracia del 78, y los damnificados por la democracia del 78. Los primeros nunca se habían sentido cómodos en un sistema de democracia parlamentaria y burguesa, los segundo han sido parte intrínseca del mismo, bien por haber participado como militantes y/o dirigentes de partidos y sindicatos como UGT, IU, CCOO, PP y PSOE, bien por haber sido alguno de los segmentos donde durante los dorados años 80, 90 y 2000, fantasearon con pertenecer a una clase media, pertenencia que la crisis les ha demostrado falsa.

Los primeros, recelosos de los modelos partidarios existente pedían algo radicalmente diferente. Los segundos, acostumbrados a dichos modelos, han optado por lo ya conocido, esperando tan sólo un cambio cosmético de actitudes. Y evidentemente han ganado los segundos. Y estos, acostumbrados a los hiperliderazgos de Felipe González y Santiago Carrillo, han buscando un liderazgo semejante en un tándem Iglesias y Monedero, tan parecido al mítico González y Guerra.

Ello ha provocado la fuga de los primeros vía abstención en el proceso de elección de Iglesias, que posiblemente se repita en las elecciones autonómicas y generales, aunque ello no suponga menos éxito electoral. Pero sí menos carácter transformador.

Por lo tanto, me temo que mi deseo expresado en el título de mi post de junio se ha visto frustrado, ya que en estos momentos creo que no han podido, y finalmente la montaña ha parido un ratón, al limitarse a renovar el modelo partidario del 78. Puede ser que PODEMOS alcance una mayoría suficiente para gobernar España, pero en absoluto será esa fuerza motriz que transforme desde sus cimientos el llamado por ellos régimen del 78, limitándose a un lavado de cara, imprescindible por otra parte.
          
Mi amiga Ana Pérez Luna, bloguera, feminista y lideresa sindical, lo afirmó hace meses con fino olfato: el PSOE va, y PODEMOS viene. Esperemos que no venga tanto que al final se cumpla su objetivo de sustituir a la vieja casta de partidos, ocupando su mismo espacio de la vieja política.

viernes, 14 de noviembre de 2014

In Vigilando

Hay que reconocerlo. Lo único de bueno que nos ha traído el caso de los EREs ha sido la ampliación de vocabulario de la sociedad española, cosa que, por otro lado, no está nada de mal visto la pobreza lingüística que se gasta el personal.

Tras la noticia de la decisión del Tribunal Supremo de asumir la investigación de los EREs en lo que afecta a aforados (tanto a los diputados y senadores, como parlamentarios andaluces) el lector de un diario digital se despachaba tan a gusto, afirmando que “aunque Griñán o Chaves, no se hubieran enriquecido directa o indirectamente de la trama corrupta, por culpa "in vigilando" e "in eligendo", responsabilidad política tienen”.

¡Toma ya! ¡Que nivelazo! Dígame, querido lector o lectora, si antes había leído a un simple lector de periódicos utilizar con tanta soltura los latinajos jurídicos. ¡Que arte!

Claro que popularmente también tenemos conceptos similares casi tan antiguos, pero no tanto, como éstos. Me refiero a los castizo refranes “el ojo del amo, engorda el ternero”, y “a pastores dormidos, ovejas descarriadas”.

Pero es bueno que la sociedad española asuma que hay una responsabilidad “in eligendo” y también “in vigilando”. Es decir, también los y las españolas somos responsables de lo que elegimos en las elecciones, o permitimos que se elijan quedándonos en casita, y que una vez elegidos hay que estar “in vigilando”, es decir, nada de entretenidos en las cosas de la vida y dejando hacer.

Claro que este “in eligendo” e “in vigilando” no afecta sólo a la política. De hecho, cada padre y cada madre debe asumir su responsabilidad “in vigilando” si su retoño pasa de las travesuras infantiles a los gamberrismos adolescentes, pintando fachadas, estropeando el ascensor de la comunidad, o dejando o dejándose embarazar. Una responsabilidad que debe recaer no sólo patrimonialmente sino penalmente en los padres.

Claro que me temo que este “in vigilando”, que no “in eligendo” que de ello se encarga la madre naturaleza, gusta menos del que reprochamos a Manuel Chaves y José Antonio Griñán.

Y hay otras facetas de la vida donde el “in eligendo” e “in vigilando” nos exige estar ojo avizor, desde qué ocurre en nuestros colegios y parroquias, hasta lo que pasa en nuestros centros de trabajo o en nuestra comunidad de propietarios.

En fin, parece que en España realmente orientamos mal nuestro indisimulado gusto por el cotilleo, y nos dedicamos a estar “in vigilando” la vida de nuestros famosos, en vez de “in eligendo” correctamente lo que hay que estar “in vigilando"

Que somos unos pamplinosos, vamos.

jueves, 13 de noviembre de 2014

Ya nos volvemos a calentar

A los y las españolas nos va la jarana. Parece que la única manera de librarnos de nuestra secular indolencia moral, es con espasmódicos periodos de convulsiones. Claro que hay quien empiedra el camino: unas élites corruptas y corruptoras, unos nacionalistas sectarios y reaccionarios, una colectividad pasiva y absentista de sus derechos.

Y en ello andamos ahora, con el lío catalán, y con los líos de falda, drogas y corrupción.

Y reconozcámoslo: los nacionalismos españolistas (que a mí me gusta llamar mesetario) y catalanistas se retroalimentan. Los unos ninguneando a la periferia costera (violentando el régimen de competencias, usando el presupuesto del Estado en su vertiente pavloviana, e incendiando las ondas y los papeles con discursos sectarios) y los otros justificando sus desmanes y corruptelas azuzando las más peligrosas de las pasiones humanas: el amor al terruño y el campanario.

Que haya palabras totem es inevitable, y no hay que obsesionarse con ello. Pero hay veces que las mayores de las luchas se basan en palabras y conceptos totem que pasados los años nos parecen ridículos. Una de las personas que parecen librarse de la pozoña intelectual de nuestras clases dirigentes, la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, ha afirmado recientemente que el término nación le da igual, siempre que se tenga claro que la soberanía nacional es indivisible y que todos los ciudadanos y las ciudadanas españolas son iguales allí donde nazcan o residan.

Por otro lado, las vomitivas corruptelas que hoy estamos conociendo de manos de nuestros políticos, y que son incomprensibles sin la activa colaboración de las elites económicas e intelectuales españolas y la pasividad de una sociedad que intuía pero prefería mirar hacia otro lado porque pensaba que en el fondo todo ello le beneficiaba, está rompiendo las costuras del proyecto democrático alumbrado en el dificilísimo parto que sucedió a la muerte del genocida.

Como he dejado escrito en otro post, la aparente tranquilidad social tras 1978, convenció a las élites económicas españolas que había llegado el momento de recuperar todo el espacio perdido (que sí, que también la derecha económica y política se dejaron pelos en la gatera de la Transión) y poco a poco, con las mayorías absolutísimas de Aznar y Rajoy, han ido eliminando de facto la negociación colectiva, el derecho a huelga y los derechos laborales.

Pero ¿cuál ha sido la reacción a todo ello? Pues no la firmeza democrática de un pueblo maduro, no la voluntad serena pero radical de parar los desmanes. En absoluto. Ha saltado el “sálvese quien pueda” de los catalanes, y la furia indisimulada contra todo lo que huela a la Transición en el resto del Estado.

Un hombre muy perspicaz, Manuel Azaña (que parecía que si no nos había parido, nos había criado), ya nos advirtió en su discurso de despedida en el ayuntamiento de Barcelona, el 18 de julio de 1938, que antes que después se nos volvería a calentar la sangre, cuando afirmó: cuando la antorcha pase a otras manos, a otros hombres, a otras generaciones, que les hierva la sangre iracunda y otra vez el genio español vuelva a enfurecerse con la intolerancia y con el odio y con el apetito de destrucción, añadiendo, que piensen en los muertos y que escuchen su lección: la de esos hombres que han caído magníficamente por una ideal grandioso y que ahora, abrigados en la tierra materna, ya no tienen odio, ya no tienen rencor, y nos envían, con los destellos de su luz, tranquila y remota como la de una estrella, el mensaje de la patria eterna que dice a todos sus hijos: Paz, piedad, perdón.

Y los líos en los que nos estamos enredando en este momento los españoles (se sienta o no como tal, que para eso es nuestro hecho diferencial ante el mundo), y que periódicamente venimos repitiendo en los últimos siglos, parece que justifica a aquellos que afirman que los y las españolas solo pueden ser gobernados con una bota en el cuello. Militar, naturalmente.
     
Y eso no. Rotundamente No.

sábado, 11 de octubre de 2014

Bye, bye, Catalonia!

Decía Ángel Ganivet que cuando se acaban las certezas hay que armarse de prejuicios. Pero a mí aún me quedan un par de docenas, entre ellas que en la actualidad ningún gobierno puede imponer su voluntad frente a la férrea voluntad de una sociedad, y que como dejó escrito Joaquín Salvador Lavado en esa ejemplar obra de filosofía titulada Mafalda, el patriotismo tiene mucho de comodidad. Porque no tiene mérito ser patriota de donde se nació. El mérito está en ser patriota de aquel lugar que ni siquiera se ha visitado.

Los nacionalismos hispanos, el llamado español (pero que a mí me gusta denominar mesetario), y el llamado catalán, andan subido a una bestia incontrolable del que sus dirigentes intentan no caerse, aunque en la operación la hagan avanzar más deprisa hacia el precipicio.

Me horroriza esa necesidad imperiosa de acumular justificaciones para ejercer derechos, necesidad que lleva en muchas ocasiones a inventárselos directamente. Lo he dejado escrito en algún lugar, que soy internacionalista, a lo más iberista. Los patriotismos textiles y musicales no son lo mío. Reescribir la historia para acomodarla a nuestro proyecto personal o político, para dividir y cercenar, para establecer una lista de buenos y malos, o para justificar el sacrificio de unos por otros, me produce repugnancia.

Pero si en el futuro la sociedad que habita la Comunidad Autónoma de Cataluña deciden, por las buenas o por las malas, hacer zarpar su territorio hacia la aventura de la independencia, tendrá toda mi comprensión.

Y no por aquello de que tanta paz lleven, como descanso dejan. Como bien dice un amigo mío, si algún día hay que levantar la valla entre Fraga y Alcarrás, lo primero que viviremos aquende la frontera, será la mayor ola de patriotismo rojigualda de la historia, (ríete de la resaca mundialista), que deberemos padecer todos los curritos de la descuartizada Nación española.

Siempre que he visitado Cataluña me he sentido como en casa, cómodo y bien tratado. Y eso que nunca he sentido esa barcelonafilia que disfrutan muchas de mis amistades, y urbanísticamente sigo prefiriendo la recia y mesetaria Madrid a la mediterránea capital del Principat. No tengo especial estima al poble català, pero tampoco se la tengo al madrileño, al murciano o al riojano, por poner varios ejemplos.

Sin embargo, sí tengo la seguridad de que si nuestra Cataluña, si su Catalunya, deja de compartir nuestro afligido proyecto nacional, necesitaré vivir el duelo de la pérdida.

Aún recuerdo la carta emocionada del diputado nacional por CIU, Carles Campuzano i Canadés, en respuesta a una enviada por mí en catalán como presidente del Consejo de la Juventud de Andalucía. Por mi parte fue el gesto de decir “Andalucía también es catalana”.

Creo que la diversidad enriquece, que las diferencias existen para desafiarnos y sacar de nosotros mismos lo mejor. Denuncio a aquellos que aquí o allá sólo conciben una sociedad monolítica, todos moros o todos cristianos. Creo que el fracaso del proyecto nacional español se debió a la automutilación que nos afligimos al expulsar de nuestros países a nuestros hermanos y convecinos musulmanes y judíos, primero, y protestantes después.

Por eso, si mañana, o pasado, o el otro, un movimiento telúrico, vigoroso y mayoritario de catalanes deciden irse, no seré yo el que me considere traicionado, ni abandonado. Pero sí me sentiré triste.
      
Muy triste.

domingo, 6 de julio de 2014

El monasterio de Penilla, en Valdearenas. Entre la realidad y la leyenda.

Claustro del convento de Santa Clara (Guadalajara), a mediados del siglo XIX

La existencia de un monasterio de monjas de San Francisco, situado a algo más de un kilómetro a poniente de la villa de Valdearenas, la conocemos por las Relaciones Topográficas(1) de esta localidad.

En aquella investigación sobre los reinos de Castilla ordenada en tiempos de Felipe II, conservamos íntegra la correspondiente a Valdearenas. Los vecinos fueron convocados para responder al exhaustivo cuestionario de 45 preguntas, y a la trigésimo primera, que interrogaba sobre “Los edificios señalados que en el pueblo hubiere, y los rastros de edificios antiguos de su comarca, epitaphios, letreros y antiguayas de que hubiere noticia”, respondieron que ”hay un pueblo despoblado á un quarto de legua de dicho lugar hácia la parte del poniente que se llama Penilla, donde parece haber sido edificios de pueblo, como lo era, y hay una iglesia que es diezmeria por si, divisa y apartada de la de este dicho lugar y de otras partes, y es anexa á la parroquial deste dicho lugar, y ansimismo hay un monesterio arruinado que fue monesterio de S.n Francisco de monjas claustrales, las quales se pasaron á Santa Clara de la ciudad de Guadalajara, y aora esta sin poblacion poblacion, y sólo hay una hermita de S.n Benito á donde se va en procesion algunos dias del año, y esta cerca del dicho pueblo, la qual dicha hermita y sitio tiene por nombre Teina”.

Que tengamos noticias, tan sólo dos historiadores se han interesado por la existencia de este monasterio, Juan Catalina García López y Antonio Herrera Casado, prolífero autor y cronista de la provincia de Guadalajara. El primero, a principios del siglo XX, en su Memoria Histórico Español(2), afirmó: No hay vestigio alguno de semejante monasterio y de él no conozco mención documental. Pero los naturales dicen que estuvo edificado sobre un cerrillo que hay al otro lado del Vadiel, sobre el camino que va de Valdearenas á Hita, sitio á que llaman Teina.

El segundo, a finales del mismo siglo, recoge que: La tradición del pueblo dice que en el camino que va desde él hacia Hita, en el pago conocido por el nombre de Teina, hubo en muy remotos siglos un monasterio de monjas franciscanas, que luego emigraron a Guadalajara, uniéndose a la Comunidad de Santa Clara de dicha ciudad. En ese lugar se encuentran todavía elementos constructivos muy antiguos, restos de muros, y arcaduces a medias sepultados. Aunque de documentos no queda absolutamente nada, por lo que debe colegirse que esta referencia es un tanto legendaria.

Discrepamos con la lectura de estos autores que consideran que el monasterio estaba en Teina, ya que entendemos que allí sólo existía la ermita de San Benito (y sólo hay una hermita de S.n Benito á donde se va en procesion algunos dias del año, y está cerca del dicho pueblo, la qual dicha hermita y sitio tiene por nombre Teina), y que en cambio el monasterio arruinado, la iglesia anexa a la parroquial de Valdearenas y el despoblado se hallaban en el lugar de Penilla (hay un pueblo despoblado á un quarto de legua de dicho lugar hácia la parte del poniente que se llama Penilla, donde parece haber sido edificios de pueblo, como lo era, y hay una iglesia que es diezmería por sí, divisa y apartada de la de este dicho lugar y de otras partes, y es anexa á la parroquial deste dicho lugar , y ansimismo hay un monesterio arruinado que fué monesterio de S.n Francisco de monjas claustrales, las quales se pasaron á Santa Clara de la ciudad de Guadalajara, y aora está sin poblacion).

Y si efectivamente no se encuentra ninguna fuente documental que haga referencia al monasterio de Teina, sí existe al menos un documento, muy revelador, que señala la existencia de un cenobio de monjas en Penilla, casi cien años antes de las Relaciones Topográficas.

Nos referimos al Inventario Osuna, una relación de bienes de las familias judías de la villa de Hita (de la que dependió Valdearenas hasta el siglo XVII) que iban a ser expulsadas en 1492, mandado a elaborar por el duque del Infantado. En dicho documento, recuperado casi completo por Cantera y Carrete(3), se habla reiteradamente de las “monjas de Penilla”:

Así algunas instituciones y detalles tocantes a la topografía de la villa y a sus diversos moradores de las tres religiones: cristianos, judíos y moros. V. gr., sus iglesias; curas y cabildos de Santa María, San Juan y San Pedro; frailes como los de Sopetrán y San Benito; las monjas de Penilla; […]

Según García López, “Penilla ó Pinilla estaba situado en un altozano, á unos dos kilómetros más abajo de Valdearenas, encima de los molinos que allí existen desde tiempo inmemorial. Aunque el sitio donde se asentaba el poblado es llano, forman el suelo unos bancos de roca que asoman en los bordes. De estas peñas vino el nombre al lugarejo”(3).

No deja de llamar la atención la falta de referencias directas si quiera al lugar de Penilla, más allá de las fuentes señaladas. Pero que existió una aldea con tal nombre es innegable, como dejó escrito García López: “La mejor prueba de la existencia de antiguos poblados, aunque no hubiesen dejado rastros materiales después de su despoblación, es lo que se llamaban sus diezmerias(5), apartadas de las parroquiales á que se habían unido”(6).

Tal vez se tratase de Paciella, localidad del Arciprestazgo de Hita en el siglo XIII que hoy no existe y que no ha sido ubicada hasta ahora. Esta conclusión parte de la relación de localidades con beneficios eclesiásticos de dicho arciprestazgo en tiempo del rey Sancho IV recogidas por Gonzálvez Ruiz, que siguiendo las agujas del reloj, comienza al norte con la localidad de Padiella (Padilla de Hita) y continúa con Muduex, Valdearenas, Peciella y Trijueque(7). Ello es coherente con la situación de Penilla según los textos, entre Valdearenas y Trijueque. La relación sigue en el orden de las agujas del reloj por Mensa Domini (desconocido), Caspueñas, Valdegrudas, Rebollosa, Ciruelas, Celtianos (desconocido), Miganos (desconocido), Alariella (Alarilla) y Copernal, hasta cerrar el círculo.

En todo caso, la localidad de Penilla ya no debía existir hacia 1520, ya que Hernando Colón no la incluyó en su magna obra Descripción y Cosmografía de España(8), opinión que comparte Salvador de Moxó al afirmar “En la Edad Moderna fueron quedando despoblados Majanta, Maluque, Barrecas, Zambranos, Torrentes y Pinilla.”(9) Y en relación a los  molinos de Penilla, que siguen existiendo en la actualidad, tenemos constancia desde el siglo XVI al XVIII en el Archivo de los Condes de Guevara (depositado en el Archivo Histórico Nacional)(10).

Se podría argumentar que la referencia del Inventario Osuna se remite a las monjas calatravas del monasterio de San Salvador de Pinilla de Jadraque, y que se trataría de un error de grafía (Penilla por Pinilla) pero a nuestro entender se trata de una hipótesis errónea, ya que en el Inventario Osuna se describe en varias ocasiones a Penilla como lugar de la Tierra de Hita(11).

La falta casi absolutas de referencias en las fuentes documentales tradicionales con descripción de dicho monasterio nos obliga a indagar a partir de su final, es decir, a partir de la historia del monasterio de Santa Clara en la ciudad de Guadalajara donde se afirmó que se trasladaron las monjas de Penilla.

El monasterio de Santa Clara de Guadalajara fue fundado en 1284 por doña Berenguela, hija del rey Alfonso X de Castilla, y refundado por la hija de Sancho IV y María de Molina, la infanta doña Isabel, señora de Guadalajara, Hita y Ayllón. Su dama de compañía, doña María Fernández Coronel, compró primero las casas donde se asentaría el monasterio, y a su fallecimiento dejó al cenobio un importante patrimonio entre los que se incluían tierras en el valle del Badiel.

Así lo recoge Herrera Casado al afirmar: Poco después, en 1309, moría doña María Fernández Coronel, rodeada de todas las monjas Clarisas, de las que entonces aparecía como abadesa su propia hija doña Teresa. En su testamento figura el enorme donadío que las deja: tierras, huertos y molinos por la vega del río Henares (por Alovera, Benalaque, Iriépal, Marchamalo) por el valle del Badiel (en Hita, Alarilla) y aún más lejos(12).

Dato que confirma la profesora Alicia Marchant Rivera al decir: Sabemos que María Fernández Coronel donó al convento las casas de la colación de San Andrés donde estaba el monasterio, con las casas que compró y con las huertas, varios majuelos y molinos en la vega del Henares, así como en otros términos como Alovera, Illescas, Benalaque, Taracena, Alarilla, Marchamalo o Hita(13).

Incluso Layna Serrano, detalla la donación al escribir: “del entusiasmo con que doña Isabel colaboró a la obra emprendida por su querida aya da fe el hecho de que regalara a la Fernández Coronel varias fincas en la cercana huerta del Henares y la llamada casa de la Reyna(14) en término de Hita con todos sus heredamientos, pues estaba convencida de que todo iría a parar al convento de Santa Clara como aconteción efectivamente”(15).

Si la señora de Hita regaló una propiedad en su señorío, la Casa de la Reyna con todos sus heredamientos(16), a su aya Doña María, bienes que finalmente terminaron siendo donados al monasterio de Santa Clara, no es absurdo deducir que la citada propiedad en el término de Hita se encontrara en el valle del Badiel, lo que bien podría suponerse que la misma se encontrara en Penilla, y entorno a esa propiedad creasen, tal vez no una fundación monástica, pero sí un núcleo monacal, como una casa de retiro para solaz de las monjas.

No se trataría de un caso excepcional, sino habitual de conventos situados en villas y ciudades importantes. En la misma provincia de Guadalajara, la Compañía de Jesús construyó en el siglo XVI el convento de Jesús del Monte en Loranca del Tajuña como residencia veraniega del Colegio de los jesuitas de Alcalá de Henares(17).

Por eso, el regreso de las monjas franciscanas del monasterio de Penilla a su casa matriz, supuso el abandono, a principios del siglo XVI, del edificio.

Otra cuestión que nos plantea las declaraciones de las Relaciones Topográficas es la entidad del lugar de Penilla, que en el siglo XIII era lo bastante importante como para que su parroquial tuviese beneficios eclesiasticos.

Por ello, creemos que la iglesia diezmería que funcionaba como anexo a la parroquial de Valdeareas en 1580 no sería la del cenobio, si no la antigua parroquial, distinta a la monacal.

NOTAS:

1 Relaciones Topográficas de Felipe II de la Provincia de Guadalajara. Biblioteca Virtual de Castilla-La Mancha. http://www.uclm.es/ceclm/b_virtual/libros/relaciones_gu/VALDEARENAS.htm Consultado el 19 de julio de 2013.
2 Juan Catalina GARCÍA LÓPEZ. Memorial histórico español: colección de documentos, opúsculos y antigüedades que publica la Real Academia de la Historia - Tomo XLIII (Madrid, 1905) pág. 237.
3 Francisco CANTERA BURGOS y Carlos CARRETE PARRONDO. La judería de Hita. Sefarad, 32:2  (Madrid, 1972)
4 Juan Catalina GARCÍA LÓPEZ. Memorial histórico español: colección de documentos, opúsculos y antigüedades que publica la Real Academia de la Historia - Tomo XLIII (Madrid, 1905) pág. 236.
5 Dezmería: Territorio del que se cobraba el diezmo para una iglesia o persona determinada. DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA - Vigésima segunda edición.
6 Juan Catalina GARCÍA LÓPEZ. Memorial histórico español: colección de documentos, opúsculos y antigüedades que publica la Real Academia de la Historia - Tomo XLIII (Madrid, 1905) pág. 236.
7 “En torno a Hita se asentaba todo un anillo de pequeñas localidades, que la reconocían como cabeza de la comarca y desde el punto de vista eclesiástico como capital del arciprestazgo. […] Eran las siguientes: Padiella, Muduex, Valdearenas, Peciella, Trijueque, Mensa Domini, Caspueñas, Valdegrudas, Rebollosa, Ciruelas, Celtianos, Miganos, Alariella y Copernal. Algunas han desaparecido, pero muchas son todavía localizables”. Ramón GONZÁLVEZ RUIZ. La persona de Juan Ruiz. Centro Virtual Cervantes. http://cvc.cervantes.es/literatura/arcipreste_hita/01/gonzalvez.htm#np69 Consultado el 13 de julio de 2013.
8 Hernando COLÓN, Descripción y cosmografía de España (Madrid, 1908-1909; reed. Sevilla 1988) Tomo II - pág 233.
9 Salvador DE MOXÓ. La sociedad en la Alcarria durante la época del Arcipreste. Boletin de la Real Academia de la Historia. TOMO CLXXI. NUMERO II. (Madrid, 1974) pág. 263.
10 GUEVARA,C.4,D.27; GUEVARA,C.4,D.25; etc.
11 Como la viña de Rabi Sim[u]el Castellano, que poseía una viña, aledaña a la viña de Bartolomé de Almazan, y que llegaba al río (Badiel) y el camino; o la viña con cincuenta vides “cabo de Penilla” propiedad de Lezar Baquez de Çuruelas. Francisco CANTERA BURGOS y Carlos CARRETE PARRONDO. La judería de Hita. Sefarad, 32:2  (Madrid, 1972) pág. 29 y 39.
12 Antonio HERRERA CASADO. Monasterios Medievales de Guadalajara. AACHE Ediciones (Guadalajara, 2009) pág. 146-147.
13 Alicia MARCHANT RIVERA. Doña María Fernández Coronel, aya de la Reina María de Molina: Creadora de lenguaje histórico en la Edad Media hispánica. Consultado el 11 de julio de 2013.
14 No existen fuentes orales ni documentales, a parte de este texto, sobre la ubicación de la casa de la Reyna en la Villa y Tierra de Hita (en la que se incluía Valdearenas hasta el siglo XVII).
15 Francisco LAYNA SERRANO. Historia de Guadalajara y sus Mendozas en los siglos XV y XVI Volumen I (Madrid, 1942) pág. 122.
16 ¿Tal vez la huerta de Pinilla, una de las dos descritas por parte de las autoridades de Hita en el Catastro de Ensenada en el siglo XVIII, inculta en aquel tiempo? Manuel CRIADO DEL VAL. Historia de Hita y su Arcipreste: vida y muerte de una villa mozárabe. (Guadalajara, 1998) pág. 256.
17 Quintín ALDEA VAQUERO, Tomás MARÍN MARTÍNEZ, José VIVES. Diccionario de Historia Eclesiástica de España. Instituto Enrique Flórez, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, (Madrid, 1975) pág. 2.474.

viernes, 4 de julio de 2014

Del Mies al Gloria Bendita

Comentaba hace algún tiempo mi amigo Miguel P., fino analista urbano de esta que llaman la ciudad de María Santísima, que la crisis ha llevado a la mutación de espacios emblemáticos de Sevilla, como la Alameda, donde los locales más modernos y alternativos creados bajo la hégira del ladrillazo iban cerrando o mutando en locales de aires más folclóricos y tradicionales.

Sin duda la comprobación de esta teoría la he podido certificar esta semana al visitar un bar que hacia mediados de la pasada década abrió en la avenida Marqués de Paradas, justo delante del hotel NH Plaza de Armas, con el nombre de Mies.

Cuando lo conocí me llamó la atención su sobria decoración con grandes fotografías de algunos de los edificios de Mies van der Rohe. A pesar de tratarse de un arquitecto, alemán para más señas, nacido en el siglo XIX y fallecido en 1969, era toda una declaración de principios en una sociedad donde aún no se ha sacudido el fantasma del Regionalismo como única arquitectura propia, llena de bares y cafeterías transidas de costumbrismo seudo-andaluz, vírgenes dolientes, cabezas de toros, azulejería en las paredes y ruido, mucho ruido, de camareros, clientes y televisores.

Pero esa ola reaccionaria de vuelta a los orígenes, como si la angustia de la crisis pudiera mitigarse que la seguridad de los clichés conocidos y previsibles, también ha tocado al Mies, y desde hace poco ha pasado a llamarse, a la sevillana manera, Gloria Bendita.

Al entrar, comprobé que con la ola reaccionaria, no sólo había perdido el nombre sino también aquellas fotografías de la obra de Ludwig, habiéndose sustituido por otras, de igual tamaño, de la Sevilla eterna: la Giralda, la Torre del Oro, la ribera del Guadalquivir a su paso por Triana. Pero, debo reconocerlo, me impactó sobremanera una gran fotografía de las Setas de la Encarnación.

¡Con la escandalera que supuso su construcción, ahora en ese imaginario colectivo que representa en Sevilla los bares, tascas y garitos, se igualaba la Giralda y la Torre del Oro con las Setas, obra de Jünger Mayer, otro alemán como Mies!

Desde su construcción lo tenía claro: las Setas llegaron para quedarse. Y la rapidez con la que el ADN de la sevillanía lo está asimilando me confirma otra de mis hipótesis: a pesar de su factura contemporánea, en el fondo las Setas son la más clásicas de las obras sevillanas. Puro barroquismo.