viernes, 30 de mayo de 2014

El falso debate de Madina, Chacón, López y el Aparato.

Desde al menos 2012, los y las militantes del PSOE de San Jerónimo, Sevilla, apoyamos que la elección de todas las secretarías generales de nuestro Partido se realizaran mediante votación directa y secreta de la militancia. Asímismo, desde hace más de dos años, defendemos la necesidad de la celebración de primarias “a la francesa” (es decir, abiertas también a simpatizantes) así como la eliminación de avales. En tal sentido se presentaron enmiendas al 38º Congreso Federal, celebrado en Sevilla.

El debate que se está produciendo estos días, siendo de gran interés, no ocultan un intento de manipulación a favor de intereses concretos de la dirigencia, pero no de la militancia de base.

Porque el orden de factores en este caso (primero Congreso y después primarias o al revés) no afecta al resultado, siempre que se tenga claro que en este nuevo tiempo la secretaría general y la candidatura a la presidencia del gobierno de la Nación no sólo no tiene porqué coincidir, sino que no debe coincidir.

Dentro de la tradición del PSOE la bicefalia siempre se ha contemplado como un escenario negativo, sobre todo tras la elección de Josep Borrell como candidato socialista a la presidencia del gobierno de la Nación, en detrimento de Joaquín Almunia, a la sazón secretario general del PSOE.

Pero esa experiencia y toda nuestra tradición no deben ocultar un hecho evidente: ha sido la supeditación del Partido a los intereses del presidente del gobierno los que nos ha alejado de la esencia socialista de nuestro proyecto y ha permitido casos de corrupción (muchos o pocos, da igual) inaceptables para la tradición ética del socialismo español.

Por ello, es deseable que no coincidan presidencia y secretaría general, de forma que el Partido sea el que controle al gobierno y no al contrario.

Desde esta óptica, lo importante es que Congreso y Primarias se celebren bajo el paradigma de la votación directa de los y las militantes, en el primer caso, y de militantes y simpatizantes, en el segundo caso.

Cualquier otra estrategia podrá beneficiar a un candidato u otro, a unos intereses u otros, pero no al conjunto del Partido ni al ideal socialista que con sus virtudes y sus defectos ha desarrollado el PSOE en sus 135 años de existencia.

martes, 20 de mayo de 2014

Abstención, divino tesoro

Recientemente, el presidente uruguayo José Múgica, respondía en una entrevista de televisión que la izquierda peca de infantil al confundir deseos con realidad. A dicha expresión, que comparto como al parecer comparten decena de miles de personas en nuestro país,  yo le añadiría alguna otra, como su actitud respecto a la abstención.

Cuando escucho o leo algunas opiniones a favor de la abstención desde posiciones de izquierda, que puede tener un sentido lógico dentro del campo del anarquismo, me recuerda a la actitud de ciertos niños que se niegan a comer pensando que con ello fastidian a sus padres, cuando el primer perjudicado es él mismo.

Pensar en la abstención como castigo y en la participación como premio a la clase política supone reconocer implícitamente que la cosa pública no es propiedad de la soberanía nacional sino de la dirigencia política, económica y social de la Nación. En esa posición, se establece un vínculo paradójico, donde la gestión pública es una mercadería más, como un kilo de naranjas, un pantalón o una casa, en la que el ciudadano renuncia a tal condición para transformarse en cliente.

Denunciando el clientelismo, el ciudadano paradójicamente acepta voluntariamente convertirse en un consumidor político, premiando con la compra del producto, esto es, votando, o castigando no adquiriéndolo, es decir, absteniéndose.

Desde que los seres humanos empezaron a interactuar en comunidades políticas se establecieron jerarquías que gobernaban lo comunitario. Pero después de decenas de miles de años, en los últimos cien, doscientos años, hemos sido capaces de obligar al poder a compartirlo, pasando de súbditos a ciudadanos.

En España, tras la irrupción del liberalismo, la lucha por el voto universal ha sido lenta y conflictiva: primero se consiguió el voto censitario, que sólo permitía votar a quienes detentaban propiedades y rentas; luego el voto masculino; y finalmente el voto femenino. Al poder siempre le ha interesado que el ejercicio del voto estuviera limitado, condicionado. Pero finalmente tuvieron que ceder ante el empuje de los procesos democratizadores impulsados desde la izquierda.

No deja de ser una infantilidad pensar que el poder se estremece y convulsiona con una baja participación. Al contrario, el poder se refuerza y consolida si el voto lo ejerce una pequeña fracción de la ciudadanía, previsible y conservadora de sus derechos de clase, ya sea del capital, ya sea de trabajadores con estabilidad e ingresos suficientes. A los únicos que conmociona la baja participación son las y los políticos que no consideran lo público como un patrimonio personal, que creen necesario que la gestión esté lo más compartida posible.

Porque la abstención no es un castigo a la dirigencia de una nación, es el castigo que se auto inflige la ciudadanía, renunciando a uno de los papeles más importantes que en la actualidad disponen las sociedades para impedir al poder la inevitable deriva totalitaria.

En un debate en twitter, alguien recordaba que en una pedanía de León gobierna el PP con una abstención del 97%, con sólo dos voto de los cinco emitidos, dos en blanco y uno nulo. ¿Y alguien se ha conmocionado por dicho hecho? ¿Qué problema supondría que en las elecciones municipales, autonómicas o generales, sólo participara un 10% ó 20% de votantes? Pues realmente no pasaría nada. Durante algún tiempo se hablaría, se especularía sobre el tema. Pero el gobierno elegido con dicha participación tendría toda la fuerza que la Constitución Española otorga al vencedor de unas elecciones.

Y si hay algún desgaste no será del poder, sino de la institución democrática, que inservible será objeto de desguace por lo poderes totalitarios del mercado y  la religión.
      
De ahí mi concepción del abstencionismo no anarquista como un niño mal criado que, enrabietado, no quiere comer y piensa que está fastidiando a sus padres, que observan consternados. Por al menos, ese niño crecerá y comprenderá que su comportamiento era absurdo. El abstencionista no sólo no se da cuenta sino que lo considera una muestra de inteligencia. Lamentablemente.

miércoles, 7 de mayo de 2014

Ada

Ada Colau manifestó ayer la necesidad de salir de los espacios de coordinación, y dejarde ser la portavoz estatal de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) en una carta llena de sentido común y con múltiples visos de sinceridad, en la que se ha sentido obligada a manifestar que no iba a fichar por ningún partido político.

Esta afirmación ha provocado una cascada de manifestaciones en distintos ámbitos (redes sociales, comentarios a noticias en webs de periódicos, etc) en la que ponen en solfa dicha afirmación, insinuando, o directamente criticando, que próximamente le veremos en algún partido político.

Aunque respete su decisión, yo personalmente creo que sería bueno para la democracia que Ada Colau se replanteara dicha negativa y que si le apetece, aceptase alguna de las propuestas que al parecer ya le han hecho llegar.

En las listas electorales deben estar los mejores, y Ada Colau ha demostrado una capacidad de trabajo y liderazgo que enriquece la democracia y, por lo tanto,  su participación favorecería la decencia de nuestra sociedad. 

Pero su decisión pone en evidencia las de aquellos ciudadanos que sí han optado en entrar en política, no por su valía, por su trabajo o su liderazgo, sino simplemente por ser la hermana, la esposa o el hijo de una víctima del terrorismo etarra.

Ciudadanos que sin otro mérito que ser “víctima de” han llegado al Parlamento Europeo y otras instancias públicas y son aplaudidos precisamente por aquellos que ahora ponen verde a Colau.
     
Mis más sinceras felicitaciones a Ada, por saber llegar, por saber estar, y por saber irse. Muchos deberían, o deberíamos, tomar nota.

lunes, 28 de abril de 2014

Avanzando hacia el pleno ejercicio de la Identidad de Género

Sin duda, el ruido mediático y político del pasado día 9 de abril, provocado por la entrega de llaves a los okupas de la Corrala Utopía, empalideció otro acontecimiento, de igual o mayor trascendencia social, que se produjo en el Salón de Plenos del Parlamento de Andalucía. En la tarde del mismo día, los grupos parlamentarios andaluces aprobaron por unanimidad de los tres partidos con representación parlamentaria (PP, PSOE e IU) admitir a trámite el proyecto de Ley integral para la no discriminación por motivos de identidad de género y reconocimiento de los derechos de las personas transexuales de Andalucía.

La transexualidad es, sin duda, uno de los fenómenos más incomprendidos por la sociedad y que mayor dosis de demagogia genera entre los opositores al ejercicio de la plena libertad individual. Incomprensión e inquina que responde a que la misma cuestiona todas nuestras certezas en cuanto a lo que cada una y cada uno de nosotros creemos ser.

La transexualidad, la contradicción entre el sexo biológico, con el que se nace, y la identidad de género, que es la que se siente, ha provocado en el pasado el sufrimiento más inhumano a centenares, miles, decenas de miles de personas. Un sufrimiento cuya solución es tan simple en lo objetivo, como compleja en lo cultural: que cada persona viva plenamente con la identidad de género que siente y no con la biológica con la que nació.

En el pasado, ante el fracaso de funestas terapias como el electroshock o la lobotomización, médicos como Harry Benjamin dieron la única solución terapéutica admisible a las personas diagnosticadas como transexuales: vivir de acuerdo con la identidad de género sentida. Unas veces con la reasignación genital, otras veces simplemente con la adopción de roles del género percibido.

Pero ese mismo avance, que liberó a las personas transexuales de las dudas sobre lo que les pasaba y de terapias destructivas para devolverlas al camino correcto, les llevó al laberinto, muchas veces frustrante, de la patologización de la transexualidad. Test de la vida real, operaciones quirúrgicas inaccesibles y complejísimas, hormonación de por vida, eran el peaje para su público reconocimiento como tales.

Afortunadamente, la lucha de las personas transexuales, la aceptación del género como un constructo en parte cultural, y la sensibilización de la sociedad hacia aquellos colectivos que demandan su especificidad, ha permitido avances en los últimos años, como la Ley reguladora de la rectificación registral de la mención relativa al sexo de las personas, que orillaba, pero no eliminaba, ese complejo y doloroso camino.

Pero aún así, las personas transexuales son obligadas a un proceso donde su identidad de género no es el resultado del pleno ejercicio de la libertad para sentirse e identificarse, sino de un complejo laberinto clínico y legal donde otros, jueces, psiquiatras, médicos, etc. dictaminan lo que puede ser, o no, una persona transexual.

La Ley andaluza admitida a trámite el pasado 9 de abril, ayudará a las personas transexuales a tomar las riendas de su identidad, ya que va en la línea de despatologizar la transexualidad y devolver a la persona su pleno dominio identitario.

En este sentido, es de valorar la afortunada casualidad que el jurado de los premios Adriano Antinoo, que en su tercera edición concede la asociación a la que pertenezco y que se entregaron el pasado 26 de abril, se lo haya concedido en la activista transexual Kim Pérez.

Kim Pérez es, sin duda, la más sobresaliente de las activistas del movimiento transexual andaluz, una referencia fundamental para todas aquellas personas que, transexuales o no, hemos querido trabajar por el derecho al pleno desarrollo de la identidad de género en Andalucía. Y este proyecto de Ley nos permite visualizar el largo, duro y fatigoso trabajo realizado por las personas transexuales andaluzas hasta conseguir el derecho fundamental de ser ellas mismas.

Porque mujeres como Kim Pérez, sin pretenderlo, han entrado, con el mayor mérito y dignidad, en el elenco de grandes mujeres de la Historia andaluza.

domingo, 23 de marzo de 2014

María Morterero Felipe, otra maestra de la República.

Expediente de Depuración de María Morterero Felipe, conservado en el Archivo General de la Administración

Recientemente he tenido la oportunidad de disfrutar del visionado del documental Las Maestras de la República, dirigido por Pilar Pérez Solano y promovido por la Federación de Trabajadores de la Enseñanza (FETE-UGT) el cual ha alcanzado el premio Goya al mejor documental. Y no he podido dejar de recordar a una docente familiar mía.

En este mismo blog me he referido a varias miembros de mi familia, las cuales siempre me han causado admiración su talento, su voluntad y lo adelantadas que estaban para su época. Mujeres como mi tía abuela Carmen del Pino, mi tía bisabuela María Felipe, mi bisabuela Enriqueta Rivero, y muchas otras, me muestran que en todas las épocas han existido mujeres que han tenido la voluntad de romper el estrecho mundo que una sociedad católica patriarcal imponía a más de la mitad de la población.

Una de ellas es María Morterero, a la que no llegué a conocer personalmente por fallecer casi diez años antes de nacer yo, pero sobre la que nos hablaba mi madre y mis tías durante las largas sobremesas veraniegas. Y más tarde, le he ido conociendo mejor gracias a algunos documentos que he podido ir recuperando aquí y allá. No se trataba exactamente de la maestra republicana de la que nos habla el documental, ya que pertenecía a una generación anterior, pero sí de una maestra que participó del espíritu republicano incluso antes de proclamarse la II República.

Aquilina María Morterero Felipe, única niña entre tres varones, nació en Trijueque el año 1879, en el seno de una familia muy religiosa de la pequeña burguesía rural de Guadalajara. Su padre, Benito Morterero era un hidalgo venido a menos, que realizó sus estudios en el seminario de Sigüenza y que tuvo varios negocios a lo largo de su vida, desde una escuela para niños hasta la concesión del servicio de bagajes del partido de Brihuega, pasando por una abacería, pero que aún mantenía en la comarca cierto prestigio que le llevó a asumir responsabilidades de juez y fiscal municipal en Trijueque. Su madre, Crisanta Felipe Pajares, era la nieta del escribano de la localidad, y hermana de las profesoras María y Teresa Felipe, y gozaba de cierto prestigio como poeta y por practicar el ovillejo, la improvisación poética, en reuniones sociales y familiares.

Gracias al ambiente de su casa, y de la mano de su tía María Felipe, María Morterero se dedicó a la docencia, estudiando en la Escuela Normal Elemental de Maestras de Navarra, donde alcanzó la revalidad de maestra de primera enseñanza superior en 1899, expidiendo su título la Universidad de Zaragoza.

Con 21 años, fue nombrada maestra auxiliar de Villargordo, en la provincia de Jaén, para luego ejercer el magisterio en un número importante de localidades, como Irún (en 1902), Elciego (de 1902 a 1906), Astesau (de 1906 a 1910), Atienza (de 1910 a 1903), Arcos de Medinaceli (de 1913 a 1916), Brihuega (de 1916 a 1917), Trijueque, su localidad natal (de 1917 a 1929), y finalmente en la ciudad de Guadalajara.

El contacto con su tía María Felipe, autora en 1899 de “Medios para sostener la disciplina en una escuela sin necesidad de castigos corporales”, tuvo una gran influencia en su desarrollo profesional, como reconocía el semanario educativo La Orientación, quien en 1916 publicó: Es la Srta. Morterero una profesora joven, con vocación decidida por la enseñanza y muy versada en este arte, pues a más de haber hecho los estudios de su carrera con gran brillantez, tuvo como maestra, con quien practicó, a su inolvidable tía Dª María Felipe y Pajares (q.e.p.d.), que desempeñó con gran acierto durante muchos años, una escuela municipal de San Sebastián (Guipúzcoa)

Maestra muy comprometida con su magisterio, fue la única mujer de la Junta Directiva de la Asociación de Maestros del partido de Atienza elegida en 1911, así como en la del partido de Brihuega en 1916. En la citada villa de Atienza obtuvo su único Voto de Gracia por parte de la Junta Local de 1ª Enseñanza, en 1912, y promovió, junto con el profesor Isidro Almazán, la primera Mutualidad Escolar de la provincia, y unas de las primeras de España.

Mujer de gran corazón, participaba en cuantas iniciativas, de las que ahora llamamos solidarias, se ponían en marcha a favor de niños y mujeres, quedando constancia de su aportaciones a la suscripción abierta por el diario LA LIBERTAD a favor de los niños de Asturias que habían quedado huérfanos durante la revolución del principado en 1934, la cuestación de FETE a favor de las guarderías y colonias infantiles en julio de 1936, o aportaciones para las víctimas del bombardeo de diciembre de dicho año en Guadalajara.

El golpe de estado de 1936 daría paso a una época de gran amargura. No sólo por el asesinato de su hermano Justo Morterero en Écija (por las órdenes genocidas del felón Queipo de Llano), sino también por la persecución que sufrió, como decenas de miles de maestras y maestros republicanos, por su compromiso con el proyecto educativo de la II República.

La situación no podía ser más temible. El castigo menor era ser expulsada de la carrera, con la consiguiente penuria en casos como los de María Morterero, soltera, y con apenas pequeñas rentas de varias propiedades en su localidad natal. Mucho más grave era ser encarcelada, ya que además de las torturas y vejaciones, el no tener familiares residentes en Guadalajara que pudieran socorrerla supondría su muerte por inanición, como ocurrió con decenas de miles de presos de toda España en aquellos años. Y lo peor, a ser asesinada por un Consejo de Guerra sin ningún tipo de garantías y por acusaciones paranoicas.

Antes, en octubre de 1936, y en cumplimiento del Decreto de la II República Española, María Morterero solicitó la readmisión a su empleo de maestra nacional de una de las escuelas unitarias de Guadalajara. En la misma declaró que desde el 1º de abril de 1936 participaba en la organización Socorro Rojo Internacional  (SRI), una suerte de Cruz Roja impulsada por la Unión Soviética, y desde el 5 de septiembre de 1936 estaba afiliada a FETE, pero que no militaba en ningún partido político.

La victoria del nacional-catolicismo le llevó como a decenas de miles de maestras y maestros, a enfrentarse a un perverso expediente de depuración, tal y como podemos leer en el que se conserva en el Archivo General de la Administración.

En septiembre de 1939, la Comisión de Depuración de la Provincia de Soria comenzó a recabar información sobre el profesorado de la provincia, y en el expediente de María Morterero podemos ver las calificaciones de diferentes informantes. Así, el alcalde de Guadalajara informó que su conducta personal era buena e ignoraba su actuación social en la localidad, pero que durante el movimiento se manifestó francamente de izquierdas, refiriendo que “se asegura que durante el periodo rojo su labor en la Escuela ha sido de acuerdo con las ideas pregonadas por la República”.

Por su parte, el primer jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Guadalajara, informaba que si bien su conducta personal y social era buena, fue “indiferente antes del Glorioso Movimiento Nacional” aunque “una vez iniciado esta se mostró izquierdista destacada, pertenecía a la FETE”. Asimismo destacó que “trabajó con gran actividad a favor de la causa roja, enseñando teorías contrarias a nuestro régimen, trabajando con gran interés en la confección de ropa para los rojos, por lo que se le considera desafecta a la Causa Nacional”.

Especialmente curiosa es la información suministrada por la Comisión de Padres de Familia, que a todas las preguntas respondieron: Roja; Roja; Roja. Aunque señalaron desconocer si en la escuela inculcaba a los niños ideas contrarias a la Religión, Patria y Familia.

También lo es la información del cura de San Nicolás, que a las preguntas sobre su conducta personal, social y política, respondió: Mala; Mala; Mala. Y terminó afirmando que “Arengaba en escuela a los alumnos inculcándoles ideales marxistas”.

Toda esta información recogida, llevó a la Comisión Depuradora de Guadalajara a elaborar un pliego de cargos por tener ideas izquierdistas y manifestarlas públicamente y orientar la enseñanza en consonancia con las ideas expuestas, y se le daba a María Morterero un plazo de diez días para que presentara su descargo.

Podemos imaginar el terror con el que vivió aquellas circunstancias María Morterero, valorando que información podría aportar en su descargo, cuales podrían volverse en su contra, como apelar a la compasión o al intelecto de sus juzgadores, y a que personas podría conmover a su favor.

María presentó su escrito de siete páginas manuscritas el día 27 de octubre de 1939, donde intentaba desmontar las acusaciones que se le hacían. Para ello empezaba solicitando que se pidiera información sobre ella a distintas personas de la provincia “todas ellas de absoluta solvencia” como eran Josefa Ortega Utrilla; Basilia Martinsan de Arroyo; Isabel Espejo, viuda de Atienza; Blanca Pérez de Cortés; Cipriana Cano Gamo; Antonio Moscoso, notario; Miguel Fluiter, propietario; Julio Elegido, corredor de comercio; Juan Peruela, empleado de la Diputación Provincial; y Juan Diges, empleado del Ayuntamiento de Guadalajara.

La primera acusación, tener ideas izquierdistas, intentó rebatirla con unas tiernas confesiones sobre su fe, además de con un hecho que aún hoy me conmueve. Así, escribió con su propia mano: “Cuando yo era una niña, una persona de mi familia, a quien después de mis padres profesé cariño, regaló a la Iglesia de nuestro pueblo natal, Trijueque, el cuadro de la Santísima Virgen en que en unión de su Benditísimo Hijo se venera con el hermosísimo título del Perpetuo Socorro, y desde el fallecimiento de quien lo regaló, ocurrido en San Sebastián (Guipúzcoa), el día seis de agosto de 1913, hasta que por la terrible hecatombe que hemos padecido, ha quedado destruida la citada Iglesia, le han alumbrado por mi devoción durante el Santo Sacrificio de la Misa, domingos y días festivos, dos velas, de lo cual entre otras personas, pueden dar fe Dª Mª Cañamares de García, que reside en Trijueque y que ha sido la persona que me hizo el favor de que alumbraran desde mi salida del citado pueblo en 1º de diciembre de 1929”.

A la segunda, orientar la enseñanza con ideas izquierdista, respondió que “a esto debo manifestar que nunca ha sido como se me imputa mi labor docente; pues como deber y obligación, siempre he tratado de cumplir lo que las Autoridades competentes han dictado, como no es menos verídico que jamás fueron desterradas de mi clase el que todas, absolutamente todas las enseñanzas fueran un tributo de amor al Autor de la Creación y su Bendita Madre”, añadiendo una lista de textos que utilizaba en clases y proponiendo como informantes a antiguos alumnos suyos.

Pero su escrito no fue suficiente, y el 21 de noviembre de 1939, la Comisión Depuradora de Guadalajara consideró que el correspondiente pliego de cargos “no se desvirtúa por el interesado” aunque “si bien esta Comisión, dentro de la más estricta justicia, tiene en cuenta la avanzada edad de la expedientada”, por lo que le impuso una sanción de dos años de suspensión de empleo y sueldo, con abono del tiempo en que estuvo suspendida, y una vez cumplida la sanción, su jubilación.

Esta resolución fue su muerte como maestra: María Morterero nunca volvería a ejercer la docencia.

Y aún le faltaba librar una última batalla, ya que como afirmaría años más tarde el Juzgado Superior de Revisiones, “al dictar esta resolución [la Comisión de Depuraciones] se padeció error por cuanto la interesada no cumplía los 65 años hasta el día 4 de febrero de 1944 por lo cual la Dirección general de la Deuda devolvió el expediente de jubilación iniciado por no reunir la Maestra las condiciones necesarias”.

Realmente” continuaba afirmando dicho Juzgado “en aquella fecha y por no ser aplicable la sanción impuesta debió de procederse a la revisión de oficio del expediente de depuración, pero no habiéndose hecho así y debiendo limitarse la suspensión impuesta a los dos años marcados una vez cumplido este plazo y mientras la Maestra no cumpliese los 65 años debió ser reintegrada al Magisterio y ocupar el puesto que le correspondiese en el Escalafón pues no es justo que ella sufra las consecuencias de un error que no le es imputable”.

Para ello, María solicitaría en 1947 que no se considerara su jubilación como voluntaria, que suponía una pensión más pequeña, sino forzosa, presentando una batería de cartas en apoyo de su buena condición de lo más granado de la sociedad arriacense. Así, consiguió informes favorables de Claudio Pizarro, sacerdote y profesor adjunto del Instituto de Enseñanza Media de Guadalajara; Juan Victoriano García, farmacéutico e inspector farmacéutico municipal de Guadalajara; Josefa Ortega Utrilla, maestra jubilada de Marchamalo; Cipriana Chércoles Hernando; los nacionales evadidos de la zona roja y excombatientes franquistas Pedro Sanz Viejo, Luis Esteban Gil,  Claudio Sanz Viejo y Julio Esteba Gil; José Burgos Iglesias, comandante de infantería; José Carretero Moreno, farmacéutico de Colmenar Viejo y excombatiente nacional; Daniel Carretero Riosalido, profesor y secretario de la Escuela de Magisterio y esposo de su prima Carolina Moreno Morterero; Alberto Gutiérrez del Olmo y Guerra, teniente de alcalde de Guadalajara; Saturnino Gutiérrez Martínez, curra párroco de San Nicolás el Real y Arcipreste de Guadalajara; y Tomás Navalpotro Laguna, cura ecónomo de Santa María de la Cuesta, de la villa de Durón. Se notaba que ya habían pasado casi diez años después de la Guerra Civil y empezaba a atenuarse el terror de señalarse. Su petición fue finalmente atendida.

María Morterero Felipe fallecería en 1959.

miércoles, 19 de marzo de 2014

¡Que le corten la cabeza!

En 24 horas, las que van desde la denuncia de ElConfidencial hasta su dimisión, Luciano González García, director general de la Agencia de la Energía de la Junta de Andalucía, asumió la responsabilidad política de haber construido años antes una vivienda en suelo rústico y renunció a su cargo en el gobierno regional. Estos son los hechos desnudos, sin opinión.

Pero como no puede ser de otra forma, la aparente certeza de que un responsable de energía de un gobierno autonómico haya construido una vivienda en suelo rústico ha vuelto a abrir la caja de Pandora, y en todo tipo de foros podemos escuchar el mantra acostumbrado hacia los políticos en general y hacia el PSOE en general.

La masa, no la fecunda de la que nos hablaba Besteiro sino la linchadora de las grandes ocasiones, grita, como la Reina de Corazones, ¡que le corten la cabeza!

González García, un particular sin responsabilidad política institucional en ese momento, tomó la decisión de construir una vivienda en suelo rústico, como decenas de miles de familias en todo el Estado. Como todas esas casas ilegales, González García, un particular, consiguió contratar el agua y la electricidad, como consiguen todos los propietarios de las decenas de miles de viviendas construidas ilegalmente en España.

Pero más allá de la sorprendente reacción popular (que empatiza con el extranjero que construyó en suelo rústico y lo considera engañado, y que en este caso grita iracunda) lo cierto es que además de que no tenía que haber construido dicha vivienda en el pasado, tampoco debía haber aceptado un puesto de responsabilidad institucional con ese cadáver en el armario.

Pero hay que reconocer que una vez abierto el ropero y exhibido públicamente el cadáver, ha reaccionado como dios manda: renunciando, ipso facto, a su responsabilidad.

Pero este hecho no ha generado la natural tranquilidad: se ha descubierto una irregularidad en el pasado de un cargo político, y el afectado dimite de inmediato sin que el Partido al que representa haya intentado que aguantara en su responsabilidad.

Y esto también me escandaliza. Si celebramos que un político inglés dimita por haber usado los puntos del carné de conducir de su esposa, y consideramos ejemplar la dimisión de un ministro alemán por haber plagiado su tesis doctoral, ¿porqué no reconocemos la virtud de la política andaluza cuando un gestor público dimite porque años antes de asumir su responsabilidad política había construido una vivienda en suelo rústico?

Si pretendemos una revolución ética en la sociedad española, un rearme ético de nuestra clase dirigente, ya sea política, económica, social o cultural, debemos apoyar los hechos que avancen en la buena dirección. Por ello, como socialista y andaluz, me felicito y agradezco que Luciano González haya dimitido de forma inmediata. Y animo a los compañeros y compañeras del PSOE que vayan a asumir una responsabilidad, que se aseguren antes de no contar con cadáveres en el armario.

sábado, 8 de marzo de 2014

Mi Verdad

Pocas cosas hay en la vida que me enerven más que la dichosa expresión mi verdad. Las primeras veces que la escuché fue en programas que llaman del corazón, pero para sorpresa y escándalo mío, he terminado leyéndola y escuchándola por todas partes, incluso en programas informativos.

Cierto que la expresión mi verdad es muy afortunada como estrategia de comunicación, ya que por un lado es tajante y da verosimilitud de una afirmación, y por otra evita la contradicción con cualquier otra versión de los hechos.

Porque realmente, cuando se dice mi verdad de lo que se trata es de una versión de los hechos, tan legítima o ilegítima como cualquier otra. Y que posiblemente unida a otras muchas versiones puedan ayudarnos a tener una idea cabal de la verdad.

Soy consciente que la verdad es inconmensurable, indescriptible. A lo más que podemos aspirar los seres humanos es a obtener una versión más o menos prolija, que aceptemos que se aproxima a una verdad siempre inaprensible, intuida.

Otra de las imbecilidades que se suelen escuchar es que la verdad judicial es la verdad verdadera. Muchos son los casos, y en este mismo blog he podido recoger algunos, que verdades judiciales han sido desmontadas meses, años después, por pruebas que demuestran que las mismas eran realmente una mentira judicial.

Acepto que la verdad judicial nos es fundamental a la hora de sobrevivir en este mundo. Una sentencia judicial que afirma como probados determinados hechos nos pueden ayudar a superar un dolor profundo, especialmente si se trata de la víctima. Pero argumentar que no se puede cuestionar esa verdad judicial es un desatino.

Ahora bien, cuestionar con argumentos una verdad judicial no significa que la verdad esté más cerca de mi versión que la de la propia sentencia. Y por eso hay que ser siempre prudentes en nuestras propias convicciones.

Eso no significa, evidentemente, que se deba renunciar a una convicción profunda por el simple hecho de que la mayoría sostenga otra versión, o porque exista una sentencia judicial que afirma otra cosa. Pero al mismo tiempo hay que tener la prudencia de evitar imponer mi versión, mi verdad, sobre los demás, sobre todo cuando esa convicción se transforma en delirio místico. Como la de los revisionistas sobre el totalitarismo franquista, los defensores del vínculo transatlántico o la existencia del ser humano desde el mismo momento de la fecundación.