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sábado, 24 de noviembre de 2012

Genocidas

Ahora que la Fundación Franco va a rendir un homenaje al felón general que violentó su sagrado juramento de fidelidad al gobierno legal de la II República, alentó la masacre del pueblo español a través de una durísima guerra civil de tres años, y mantuvo al país subyugado durante treinta y cinco más, quiero compartir contigo, amable lector o lectora, una reflexión en torno a sus descendientes morales, políticos y sociales.
       
Es habitual que la única respuesta de la derecha reaccionaria, caciquil y resabiada española, esa que encarna tan bien el PP, medios como Intereconomía, La Gaceta, La sin-Razón, y voceros como Jiménez Losantos, César Vidal, etc. utilizar el famoso “y tú más” para intentar silenciar la crítica hacia sus postulados violentos.
   
Un caso paradigmático al que ya dediqué un post es Paracuellos, un caso trágico y repugnante, que intentan reiteradamente utilizar como escudo para defenderse de otros semejantes donde los suyos no fueron las víctimas sino los verdugos: Málaga, Badajoz, etc.
    
Así, ante la crítica al genocida Franco saltan con el genocida Stalin; ante la crítica a Fraga utilizan a Carrillo; ante el asesinato de Miguel Hernández se defienden con el de José Antonio Primo de Rivera.
   
Pero como todo argumento falaz, es fácilmente rebatible, porque en el fondo estamos de acuerdo: Francisco Franco y Josef Stalin eran unos genocidas terribles, cuyas vidas deberían servir de ejemplo, en escuelas e institutos de todo el mundo, de la maldad, la crueldad y la inmoralidad del ser humano.
    
Paracuellos, como Málaga, Gernika y Badajoz son ejemplos de la saña del ser humano hacia el ser humano, y sus autores, ya fuesen milicianos, militares de carrera o civiles, merecen toda nuestra indignación y nuestro desprecio moral.
   
Si Carrillo tuvo alguna responsabilidad en Paracuellos merece nuestro más absoluto desprecio como el que nos merece Manuel Fragra por los asesinatos de presos políticos durante el régimen genocida de Franco.
    
La diferencia fundamental es que mientras yo sí tengo la dignidad humana de rechazar categóricamente todo tipo de genocidios y hechos violentos, vengan de la derecha o de la izquierda, ellos, los herederos económicos, políticos y sociales del franquismo, muestran su maldad y miseria moral al defender los que hicieron los suyos: sus padres, sus abuelos, sus líderes.

domingo, 1 de julio de 2012

Perdón.

En algún post ya he dejado de manifiesto mi opinión sobre la puerilidad enfermiza con la que se utiliza hoy en día la exigencia de pedir, o más bien exigir, perdón. Expresar con educación cualquier opinión puede dar lugar a que algún mameluco lance su anatema que cierra con la expresión “y que pida perdón”.

Esta "corrupción" del perdón no debe significar la banalización del concepto. Solicitar perdón es un acto íntimo y trascendente, que debe ser espontáneo para ser sincero. De igual manera, conceder perdón no quita ni minusvalora el daño causado, sino que puede, sólo puede, ofrece una reparación emocional al que ha sufrido el daño. Porque el agresor y víctima quedan unidos para siempre por el hecho violento, y el perdón no rompe ese vínculo ni exime de responsabilidad de alguna, ni judicial ni divina.

Ayer la prensa publicó que el ex dirigente etarra José Luis Álvarez Santacristina, Txelis, pidió públicamente perdón a las víctimas del terrorismo “de todo corazón y con toda hondura de reflexión autocrítica”. Al menos uno de los asesinos ha pedido perdón de sus crímenes, afirmando que “Dios es testigo que estoy profunda y sinceramente arrepentido de ello” reconociendo que todo el dolor causado no tiene justificación y que es “plenamente consciente de la responsabilidad moral que ello conlleva con las numerosas víctimas que ha generado ETA a lo largo de su historia”.

Es evidente que esa petición solo consolará a algunas víctimas de ETA. Puede incluso que no consuele a ninguna, pero en sí es un hecho importante, ya que para alguna de las centenares de víctimas etarras, alrededor de ochocientas creo recordar, pueda servirle algún día para superar su dolor. Y a pesar de todo, ¡qué suerte la de las víctimas de ETA! Otras víctimas como mi padre y mis tíos morirán pasados los ochenta años de edad, sin que nadie les haya pedido perdón por el asesinato en 1936 de mi abuelo, un buen padre y esposo, recto católico y responsable profesional, por el espantoso delito de ser maestro nacional y afiliado a FETE.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Ni siquiera les queda Paracuellos

¿No le ha pasado, amable lector o lectora, que cuando una persona de ideología filofacista (aunque militante en el PP, en UPyD o se declare apolítica) se siente atrapada por los crímenes del franquismo termina sacando, a modo de salvavidas, la mágica frase de Y Paracuellos, qué? Si yo fuese uno de los millones de fascistas sociológicos (utilizado en su sentido literal, no como insulto) que pueblan nuestro extenso territorio nacional, daría todas las noches gracias a dios por la carnicería de Paracuellos del Jarama.

Recientemente, comentando una noticia que una buena amiga había compartido en facebook sobre el anuncio de ETA de abandonar la lucha armada, compartí que una vez que se acabara con ETA habría que empezar a preocuparse por las otras víctimas, las de la Guerra Civil. De inmediato saltó un amigo de mi amiga para reprocharme mis palabras, con el argumento que eso no tocaba ahora. Sorprendido por el ataque, traté de argumentar mi posición de la necesidad de respetar a todas las víctimas, no a unas sí y a otras no. En medio del fragor argumental saltó con lo de Paracuellos.

He recordado este pequeño rifirrafe on-line con la lectura del artículo de Javier Cercas que con el título Buenas Noticias ha publicado El País Semanal de hoy. Hablando de las víctimas de ETA señala la necesidad de no caer en lo que Daniel Innerarity denomina la amenaza de la simetría, donde al final unos y otros terminan en un empate moral. Dice Cercas que todos debemos contribuir a que no ocurra en el País Vasco con ETA lo que ocurre en el resto de España con la guerra y el franquismo, donde la amenaza de la simetría casi se ha cumplido y goza de gran prestigio una visión equidistante de la historia en la que nadie tuvo la razón política y no hubo ni buenos ni malos; igualmente, todos debemos combatir la equidistancia respecto a la Guerra Civil y el franquismo con el mismo énfasis con que combatimos la equidistancia respecto a ETA.

Como ya he afirmado en algún post de este blog, comparto que en la Guerra Civil española se cometieron en ambos bandos acciones realmente espeluznantes. Pero la diferencia moral es abismal entre uno y otro bando, ya que mientras la República intentó por todos los medios evitarlas, entre los golpistas se promocionó la violencia sobre la sociedad civil como un instrumento de terror planificado para socavar la resistencia.

Paracuellos fue un episodio espantoso de la Guerra Civil, a la misma altura de los asesinatos de miles de civiles inocentes en Badajoz, Málaga, Écija, etc. Pero Paracuellos no será nunca el salvavidas moral de aquellos que intentan por todos los medios convencerse y convencernos, como hace ETA con lo suyo, que la Guerra Civil no fue una historia de buenos y malos, donde las víctimas fueron verdugos, y los verdugos víctimas. No. Cesar Vidal y compañeros mártires podrán intentar reescribir la historia y, como sin duda hará la ETA sociológica respecto a sus años de terror, justificar las bases sangrientas del estado franquista. Pero no. Nunca fue lo mismo, no hay simetría posible entre la corrupción moral de Queipo, Mola y Franco y la integridad moral de Besteiro y Azaña.

Por mucho que el fascismo sociológico español utilice Paracuellos como mantra exculpatorio.

sábado, 10 de septiembre de 2011

ETA se equivocaba…

Parafraseando al llorado Alberti, ETA se equivocaba. Creyó que la solución era la lucha armada, que el terrorismo era la llave para cambiar la Constitución. Se equivocaba….
Porque en menos de dos años, los mercados han conseguido en España lo que no ha conseguido ETA en cuarenta: diseñar una Constitución a su gusto. Es cierto que el sufrimiento causado por los mercados es mucho mayor que el causado por ETA: cuatro millones de parados, cientos de miles de desahuciados, millones de personas que entran en la pobreza. Así que podemos concluir que el terrorismo de ETA además de malvado, era idiota. Sólo conseguían hacer sufrir a unos cuantos y terminar todos ellos en la cárcel.
Ya no les queda tiempo, si es cierto lo que se publica. Pero a ETA le habría ido mucho mejor creando un “hegde fund” con el mal llamado “impuesto revolucionario” (directamente extorsión) y haberlo utilizado para especular contra la Deuda del Reino de España. Algo así como ETASA. Eso sí que habría servido para cambiar la Constitución, no sólo para quedarse con Navarra y el Condado de Triviño sino incluso con las Canarias e Ibiza.
El terrorismo además de malvado suele se idiota, es evidente. Pero ahora que caigo, si la crisis ha provocado dolor colectivo, extorsión legal y cambio constitucional… ¿no serán porque los mercados son también terroristas y aún no nos hemos enterado?

miércoles, 17 de agosto de 2011

La superioridad moral cristiana

Andan los del “teparty” patrios (Ansar, entre otros) y extranjeros vanagloriándose de la supuesta superioridad moral del judeocristianismo respecto al resto de las religiones del mundo, especialmente la islámica. Naturalmente hablan de esa deformada imagen que en occidente tenemos de lo musulmán, de moros con turbantes que ocultan bombas como la viñeta que representaba a Mahoma de tal guisa.
Considerándome agnóstico (en el dogma, aunque católico en el rito que para eso fui bautizado) y no creyendo que ninguna religión es la verdadera, no puedo dejar de reconocer que la gran mayoría de los fieles de cualquiera de las religiones que existen en el mundo son buenas personas que pretenden vivir de acuerdo con unas normas que en sí misma no son negativas para una vida en sociedad.
Por ello me parece tan execrable que desde los fundamentalismos religiosos aticen los prejuicios y la violencia, en principio verbal que cualquier descerebrado termina traduciendo en violencia física. Me parece mal el integrismo islámico, pero peor me parece el integrismo cristiano y aún católico, posiblemente por un prejuicio de superioridad mal asumido. Y abominable cualquier forma de terrorismo, naturalmente.
Ejemplos los tenemos a cientos: personas aparentemente normales que sometidos a un bombardeo ideológico-religioso descerebrado dan el paso de las palabras a su lógica consecuencia: el acto terrorista. Recientemente en Suecia, y hoy en España con José Alvano Pérez Bautista, mexicano de 24 años y natural de Puebla, que residía en el exclusivo barrio de Salamanca, en Madrid. La policía lo ha detenido por presunta intención de realizar un acto terrorista durante la manifestación laica en Madrid.
Por las declaraciones que el diario mexicano “La Jornada” atribuye a Pérez Bautista, nos encontramos con el paradigma de integrista católico, amamantado por las arengas sacerdotales desde los púlpitos y las televisiones digitales y que ha hecho suyo el discurso más ortodoxo del catolicismo. De esta forma, según “La Jornada” había dejado escrito en foros sociales perlas como "Ésta es mi lucha. Matar maricones", que identifica a cualquier homosexual como "una aberración antihumana", "errores de dios" y "asquerosas abominaciones".
Pero no se trata de un chaval marginal, o de una secta destructiva marginal. No, se trata de un ejemplo de chico de buena familia que se encuentra en España estudiando en el Instituto de Química Orgánica General del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), residiendo en unos de los barrios más exclusivos de la capital del Reino, y que trabajaba como voluntario de las Jornadas Mundiales de la Juventud desde hace meses.
Para más inri, pretendía utilizar su estatus social para sus actos terroristas: "Soy trabajador de una importante industria farmacéutica en Madrid y puedo hacerme de suficientes sustancias peligrosas para boicotear las protestas antipapa" afirmaba y haciendo proselitismo entre sus iguales escribía: "El que se me quiera unir contacteme. Atentamente yo! Posdata que se vallan a chingar a su madre todos los putos maricones de mierda, asquerosas abominaciones, desechos de vida, errores de dios".
No se trata de un hecho aislado, un tarado más o menos incontrolable de los que se encuentran en la mayoría de las familias. No. Una gran mayoría de los jóvenes católicos que acuden a Madrid estos días seguro que suscribirían sin dudarlo estas afirmaciones. Posiblemente la mayoría se limitaría a esto, pero también es posible que más de uno, de dos y de tres estarían dispuestos pasar de la palabra a los hechos, y como el joven mexicano utilizar los medios a su alcance para terminar con “los putos maricones de mierda”.
Pero algún "iluminado" me dirá: pero si nada de eso dice el catolicismo, es más Jesucristo dice que si te dan una bofetada pongas la otra mejilla. Claro, pero del mismo modo, el Coran no dice en ninguna parte que deban volar las Torres Gemelas, ni poner bombas en el metro de Londes ni en las cercanías de Madrid. Pero si preguntas a cristianos y musulmantes, una gran parte de ellos dirán que sí viene. De igual manera, para un integrista católico amamantado por el discurso neo, matar maricones entra dentro de lo esperado por Dios y por Jesus.
Por mucho que lo pienso no veo la superioridad moral del catolicismo de este supuesto terrorista de los musulmanes que pusieron las bombas el 11-M: tarado por tarado, absurdo por absurdo, terrorismo por terrorismo.
El integrismo católico de Rouco Varela y “Ansar” suministran los argumentos para que tarados como Pérez encuentren la justificación moral de pasar a los hechos y gasear al personal. Y ahora que caigo, ¿no era de esto de lo que se acusaba a Gara?