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jueves, 7 de junio de 2018

¿Seguro?



Un gobierno de 11 mujeres, 6 hombres, de los cuales dos son gais.

¿Seguro?

Seguimos dando por supuesto que a menos que se diga lo contrario, tod@s somos ciheterosexuales. A eso se le llama cisheteronormatividad.

Yo por si acaso no lo voy a dar por hecho.

Hay 11 personas registradas como mujeres, hay 6 personas registradas como hombres, y dos personas que se han definido como homosexuales, el resto no sé si se han manifestado sobre el tema.

Yo sigo soñando que entre esas 17 personas haya alguna trans, de género no binario, bisexual, etc...

Y si las hay ¡diáblos! que lo digan y tod@s felices. 

miércoles, 20 de junio de 2012

El día que Zoido sufrió un brote de homofobia en el ojo

Saben los que me conocen que nunca he sido muy de eso que llamo “patriotismo textil” y musical. Las banderas, cualquiera, no me conmueven ni exaltan mis instintos territoriales. Cierto es que a algunas les tengo más cariño que a otras, pero nada de un amor arrebatado y transido de emociones patrias. Me conmueve más, pero mucho más, un paisaje serrano, un acto de heroica valentía o la Organización Nacional de Transplante, por poner ejemplos varios.
 
Por ello, el hecho de que el ayuntamiento de Sevilla se niegue a que la bandera arco-iris luzca en la fachada neoclásica de las Casas Consistoriales el día 28 de junio (que muchos llaman del “orgullo gay” y que yo prefiero denominar “día de los derechos de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales”), tampoco lo vivo como una agresión, un insulto o un desaire del presidente de la corporación local, sr. Zoido.

Si me parece, en cambio, un desatino, un desafuero y una estupidez, que la mayoría municipal haya permitido en los últimos años que luzca la bandera de la Inmaculada y del pueblo gitano en la fachada noble de Plaza Nueva, y se niegue ahora, de nuevo, a que flamee la bandera de los seis colores.

Al igual que los caminos del Señor son inescrutables, los de la intolerancia, el totalitarismo y la homofobia sigue su curso como el Guadiana, y me temo que el sr. Zoido ha sufrido de nuevo un espantoso brote de homofobia en el ojo, ese órgano que ciego evita que sienta el corazón.

La lucha por la igualdad, no obstante, no depende de un trapo, sino de un papel, el de los derechos, el de las libertades y el que cada uno de los gays, las lesbianas, los bisexuales y los transexuales seamos capaces de vivir día a día, cotidianamente.

Una vez alcanzada la plena igualdad jurídica y conseguida una cierta "normalidad" social de la homosexualidad, la bisexualidad y al transexualidad, la población GLBT debemos no enquistarnos en nuestra "diferencia". Hace unos días, un buen amigo, Miguel P.M., escribió en facebook un comentario a vuelapluma y que sin embargo debería grabarse con letras de oro en nuestras almas: Más peligroso que un gay casado, es una mujer libre.

Exigir nuestros derechos, ejercerlos en el día a día, vivirlos con naturalidad a pesar de que algunos de nuestro entorno les cueste trabajo asumirlo, es un noble empeño que dignifica nuestra existencia. Pero no debemos vivir el rechazo de la derecha patria, tosca, cetrina, retorcida, rencorosa, como una afrenta, sólo como otra estupidez más.

El primer ministro británico, sr. Cameron, afirmó recientemente: “Yo no apoyo el matrimonio homosexual a pesar de ser conservador. Lo apoyo porque soy conservador". La derecha inglesa, siempre “avant-la-lettre”, ha llegado a la conclusión lógica que a nuestra derecha carpetovetónica resabiada y vengativa le es incapaz de alcanzar, por el insuperable lastre de la moral católica romana: el matrimonio, como institución conservadora que es, se fortalece cuando se amplia para dos personas del mismo sexo, y no al contrario.

El hecho revolucionario, rupturistas, trasgresor, es que las mujeres, todas las mujeres, se igualen en derechos y obligaciones a los hombres, a todos los hombres, en cualquier ámbito, también en el de la pareja, la casa y la familia.
 
La idiota negativa del sr. Zoido es un simple brote de homofobia en el ojo. La mafia machista sevillana que extiende sus raíces por toda la sociedad, cohesionando en su acción reaccionaria al mundo jurídico, de hermandades, político, etc. para machacar a las mujeres, sí es el cáncer que nos debería preocupar extirpar.

sábado, 29 de octubre de 2011

Las "amistades" del Señor Obispo

El ¿ínclito? y "simpático" Señor Obispo de Córdoba, España, (sí, sí, ese Demetrio Fernández que afirmó que según le habían dicho desde el Vaticano con unos programas de la ONU en unos años todos maricones) ha afirmado recientemente, entre otras "perlas" de la oratoria y de la reflexión intelectual que "También habría que aplicar la ley natural, [...], en relación con el matrimonio entre personas del mismo sexo, ya que ese tipo de unión "no es matrimonio, ya que la relación entre personas del mismo sexo es una relación de amistad, pero no puede ser matrimonio, porque éste, tal y como lo ha hecho el Creador, es la unión del varón y de la mujer abierto a la vida, y eso en personas del mismo sexo, nunca se da, ni se dará".

En estos momentos, "cautivado" por las palabras tan profundas de Don Demetrio Fernández, en vez de acordarme de su astuta madre (¿o era zorra? ¡con estos jueces uno siempre anda confundido!) solo se me ocurre que posiblemente cuando pasa de "matrimonio entre personas del mismo sexo" a "relación de amistad" se refiera a las profundas "amistades" de miles de sacerdotes y decenas de obispos católicos con sus pupilos.

¡Ay, Señor Obispo, que cabrón (experimentado y astuto) es usted! Pero claro, conociendo a la zorra (astuta) de su madre no podemos sorprendernos. Y me alegro profundamente que gracias a compartir con nosotros sus sabias palabras, centenares de miles de niños, violados por sacerdotes católicos, y sus familias dormirán un poco más tranquilas. ¡Ay, que mal pensada es la gente! ¡Si sólo era amistad.....!

martes, 27 de julio de 2010

Maricones viejos

Hace unas cuantas semanas, al pasar por el mercadillo del jueves de Sevilla, que desde el siglo XIII se celebra todos los jueves (menos en jueves santos, corpus cristi y ascensión) en la calle Feria, observé sobre una manta una cuartilla de cartulina que ponía “novelas gays”. Me sorprendió que en ese batiburrillo de “chamarileros, chalanes y anticuarios” donde terminan los objetos más kitsch se mostraran para su venta novelas para gays.
Solo pude detenerme algunos segundos, ya que llegaba tarde al trabajo, pero pude comprobar que se trataban de novelas eróticas o pornográficas (de esas que, antes de Internet, se leían con una sola mano) en inglés y que por las ilustraciones de sus portadas diría que eran de los años setenta, años ochenta lo más.
Aquel día camino del trabajo, y varias veces después, he pensado en el propietario de aquellos volúmenes que habían terminados en un cutre mercadillo a los ojos de todos los que lo quisieran ver, hasta imaginarme un hombre nacido entorno a la Guerra Civil, un muchacho de buena familia, al que nunca se le conoció pareja, culto. Un hombre que en los setenta leía en inglés, podía trasladarse a Inglaterra o Estados Unidos y traerse libros que por aquellas fechas difícilmente podrían encontrarse legalmente en España, y que como un pequeño tesoro, seguramente oculto en lo más escondido de su biblioteca, acumulaba un par de docenas de novelas donde historias de hombres que se amaban terminaban con un final feliz. Un hombre que moriría viejo y solo, dejando todo su patrimonio a sus sobrinos los cuales al descubrir su pequeño tesoro de papel sonreirían jocosos, mirad el maricón del tío.
Reconozco que se trata tan solo de una fantasía. Igual se trata de una colección de libros de algún viajero anglosajón enamorado de Sevilla, o los restos de una librería gay friendly con poco éxito en esta ciudad nuestra.
Pero en todo caso, este fantasmagórico personaje me lleva a dedicar un sentido homenaje a todos aquellos gays y lesbianas, las fernandas y luisas de nuestros pueblos, encaladores, vestidores de vírgenes, anticuarios, putas y putos, que durante centenares de años, pero especialmente durante la dictadura del felón Franco, sufrieron y lograron sobrevivir ante la incomprensión de los suyos y el desprecio de los demás.
Posiblemente mi vida y la de mi fantaseado maricón viejo que atesoraba novelas ocultas en una librería tengan pocos puntos en común. Pero no por ello puedo dejar de reconocerme en ellos y reconocerles mi gratitud por sus vivencias y supervivencias. Ya que si no es por muchos de ellos, mi vida posiblemente habría sido muy parecida a las suyas.

sábado, 26 de junio de 2010

Orgullo sin orgullo

Otra vez estamos en junio, e inevitablemente en diferentes ciudades del mundo, entre ellas Sevilla, se organiza el show llamado Orgullo, el Gay Pride anglosajón. ¿Show? Si, naturalmente. No es tendenciosidad, es reiteración de un posicionamiento que vengo defendiendo desde hace años.
Si preguntas a cualquier heterosexual (sobre todas chicas) que hayan participado en un “Orgullo” lo primero que te dirán es que se lo han pasado muy bien, que se han divertido mucho.
¿Divertirse? Si realmente el llamado “Orgullo” fuese un acto reivindicativo (y no la hipermercantilización de una discriminación) nadie emplearía el término “divertido”.
¿Quién se imagina a un obrero de la Revolución de Octubre diciendo que se habían divertido mucho asaltando el Palacio de Invierno? O a un sans-culottes de la Revolución Francesa afirmando ¡uy, que bien nos lo hemos pasado quemando medio Paris! O a un soldado republicano en la batalla del Ebro decir ¡ostia, que divertido! Y por supuesto, nadie, tras observar el primer suicidio reivindicativo feminista, el de Emily Davidson en Epson, podría afirmar ¡que bien me lo he pasado! Ninguna lucha es divertida. Y hacerla divertida a fuerza de disfrazarla, ridiculizarla y parodiarla, en el supuesto de tratarse de una verdadera reivindicación, es una estrategia de banalización que únicamente sirve a la discriminación.
Pero muchos y muchas somos conscientes que bajo el Orgullo lo que se esconde es un lucrativo negocio que expande sus tentáculos a prohombres del movimiento gay, gayempresarios (muchos de ellos heteros, of course) y políticos necesitados de impulsar la industria turística.
El “Orgullo” es un acto exclusivamente comercial, carnavalesco, que sirve a la postre para justificar tanto la ausencia de políticas de igualdad en materia GLBT y el constante coqueteo de una parte la izquierda con la Iglesia Católica, como para justificar a la derecha más reaccionaria sus prejuicios y homofobia. Y todo ello permitiendo a unos cuantos hacer caja.
¡Esto sí que es divertido, oiga!

martes, 13 de abril de 2010

Si yo fuera padre…

Si yo fuera padre y tuviera un hijo en un colegio, católico o no, me preocuparía por saber el protocolo de para la detección y tratamiento en casos de abusos de los menores por parte de otros alumnos o adultos (profesores, personal deportivo, etc.)
Si yo fuera padre y tuviera una hija en catequesis, me preocuparía por conocer cuáles son las medidas preventivas para detectar a los posibles pedófilos que puedan rondar por el grupo.
Si yo fuera padre y tuviera un hijo en un grupo scout, laico o católico, o en un club deportivo estaría ojo avizor para evitar que fuera objeto de abusos sexuales por parte de compañeros, monitores o directivos.
Afortunada o lamentablemente no soy padre. Pero me sorprenden los miles, millones de padres que ante la posibilidad de que en la Iglesia Católica se esté amparando, protegiendo y ocultando pedófilos, lejos de preocuparse de sus hijos, ataquen verbalmente de forma agresiva a los que sí se preocupan.
¿Qué tiene la religión que lleva a un padre o a una madre a renunciar a su mayor vocación y obligación, que es la protección de la integridad física y emocional de su hijo, por defender a una organización que a la vista de todos ha demostrado que no ha sido celosa en la denuncia y la persecución de los pederastas que se han escondido en sus filas?
Los argumentos que vengo escuchando en defensa de la jerarquía católica me parecen peregrinos.
Unos dicen que no todos en la iglesia son pederastas, y que solo representan una pequeña parte. ¡Naturalmente! Si se llegara a pensar que la mayoría de los sacerdotes son pedófilos la única solución sería disolver a la Iglesia Católica.
Otros justifican que en otros ámbitos también hay pedófilos, incluso más. ¡Evidentemente! Debe ser así ya que los sacerdotes es una parte muy pequeña de la sociedad. Pero si se pudiera comparar los porcentajes, posiblemente el tanto por ciento de sacerdotes pederastas es mucho más alto que su tasa en la población en general.
Los hay que invierten la acusación exigiendo que se culpabilice también al colectivo de profesores o de monitores deportivos, por ejemplo. ¿Quién ha escuchado a un consejero o ministro de educación dando órdenes de ocultar casos de pedofilia y proponiendo el traslado del pedófilo a otro centro? En cambio hay pruebas documentales e incluso confesiones de miembros de la jerarquía católica en este sentido.
También los hay que se suman a la declaración Tarcisio Bertone quien ha afirmado que sí existe vinculación entre homosexualidad y pedofilia y no entre ésta y celibato. ¿Y los hombres pedófilos occidentales que acuden a los prostíbulos de niñas en oriente son homosexuales?
La Iglesia Católica ha creado un universo que atrae y promueve los comportamientos sexuales más desordenados. Al demonizar el deseo sexual crea creyentes con grandes complejos y sentimientos de culpa que castran el desarrollo sano de la persona. Al promover el celibato y la castidad, aumenta los sentimientos de culpa de sus miembros ante el deseo sexual natural del ser humano, además de servir de refugio a aquellos hombres que pretenden ocultar su falta de interés hacia las mujeres, bien porque sean homosexuales, bien porque sean pedófilos. Al segregarlos espacialmente, separándolos de su localidad de nacimiento y en centros exclusivos de hombres y de mujeres, dificulta el lógico control social que la familia y los vecinos ejercen en la vida de cualquier ciudadano. Al dedicarse a la educación, se ofrece un trampolín perfecto para los pedófilos.
Todo este sistema atrae a los pervertidos sexuales, fomenta el trastorno afectivo-sexual, y favorece la creación de redes pedófilas de apoyo mutuo dentro de la Iglesia Católica que les permiten burlar la denuncia y el castigo. ¿Y cual es la respuesta de la Iglesia Católica?
Hoy sabemos que desde marzo de 1974, existe una "Instrucción" del entonces secretario de Estado, el cardenal Jean Villot, en la que se establecía que "En determinados asuntos de mayor importancia" entre ellos la pedarstía "se requiere un particular secreto, que viene a ser llamado secreto pontificio y que ha de ser guardado con obligación grave... Quedan cubiertos por el secreto pontificio..." estando obligados a dicho secreto "Los cardenales, los obispos, los prelados superiores, los oficiales mayores y menores, los consultores, los expertos y el personal de rango inferior, los legados de la Santa Sede y sus subalternos".
Es decir, hoy sabemos que si nuestros hijos sufrían abusos sexuales por parte del sacerdote que les educaba no solo no se dispararía un protocolo de detección, sino que se activaría un protocolo de ocultación y silencio. ¿Quienes entre los que han tenido hijos en colegios religiosos, clubes, asociaciones parroquiales, etc. pueden estar seguro que no han sufrido abusos los cuales han sido silenciados por una potentísima maquinaria de ocultación por voluntad de la Santa Sede?
Si yo fuera padre, siempre estaría preocupado por la integridad física y emocional de mi hijo, estaría sobre aviso en la guardería, el colegio, el club o sus amiguitos. Y si tuviera relación con la Iglesia Católica mucho más.
Y lo que me sorprende es que a miles, decenas de miles de padres responsables, no les preocupe en absoluto y sigan tan tranquilo dejando en manos de la Iglesia Católica a sus niños y niñas.

domingo, 11 de abril de 2010

La muerte de un cretino

Ya sabemos que es costumbre patria hablar solo bien de los muertos. Parece que la muerte es un salvoconducto hacia la bondad o la puerta a un miedo ascentral a la venganza de los muertos.
Pero en este caso hay que reconocerlo: el presidente polaco Kaczynski era un cretino y con su muerte el mundo es un lugar un poco mejor.
Los adjetivos que me atrevo a utilizar son amplios: homófobo, idiota, imbécil, soberbio, prepotente, reaccionario, tóxico.
Sobre las causas de su muerte, EL MUNDO ofrece un amplio abanico que muestra que el mayor responsable de la tragedia fue la propia estupidez del presidente polaco. "Kaczynski ordenó a su piloto aterrizar en Tiblisi en 2008 pese a los controladores - El presidente polaco fallecido hizo uso de sus facultades como comandante en jefe del Ejército para ordenar el aterrizaje" Este antecedente parece que puediera estar detrás de la insistencia del piloto de realizar cuatro intentos de aterrizaje a pesar de las órdenes de los controladores para que aterrizaran en otro aeropuerto por la mala visibilidad.
"Kech Kaczynski pronunció esta frase: ahora que he visto a un primer ministro ruso lamentar la matanza de Katyn, puedo morir tranquilo" (EL MUNDO – edición papel : 11 de abril de 2010, página 34). La propia formulación de la frase muestra la estulticie del que la emite.
"Pero es que, además, este viaje nunca debió producirse. Porque el miércoles ya tuvo lugar un acto histórico en Katyn de homenaje a las víctimas, presidido por el primer ministro polaco, Donald Tusk, y por Putin, con el que se trataba de iniciar una nueva página en las intrincadas relaciones entre Varsovia y Moscú. Kaczynski se negó a asistir por sus irreconciliables diferencias tanto con Tusk como con el Kremlin. Y decidió organizar una ceremonia alternativa ayer, que incluso le iba a privar de su intención de acudir al Bernabeu para ver el Real Madrid-Barça" (EL MUNDO – Edición papel : 11 de abril de 2010, Editorial página3).
Se demuestra que para el presidente polaco lo principal no eran las víctimas estalinistas sino su propia soberbia. Su inmenso ego albergado en tan pequeño cuerpo no podía aceptar compartir el homenaje con su propio primer ministro y Putin, sino que necesitaba su propia ceremonia acorde con su vanidad, importándole un pepino las víctimas.
Los dos hechos más conocidos en España de su presidencia han sido su boicot a la Constitución de la Unión Europea, aprobada por el pueblo español en su version original, y por las Cortes Generales en su versión reducida; y su empeño en perseguir a los gays y las lesbianas de Polonia.
Hablamos no solo de iniciativas legales para prohibir la promoción de la homosexualidad o cualquier otra desviación de los centros educativos con el despido, multas o el encarcelamiento, sino también de estupideces como la de promover una investigación para conocer si tras los Teletubbies se escondía una campaña de promoción de la homosexualidad.
Bajo su presidencia, miembros del gobierno y la mayoría parlamentaria han pronunciado frases como “No confundamos la propaganda brutal de la homosexualidad con llamamientos a favor de la tolerancia. Se trata de un tipo de locura, y en vista de esto, para ellos, nuestro gobierno será sin duda una noche oscura”, “Si los desviados comienzan a manifestarse, habrá que aporrearlos” o “Las prácticas homosexuales conducen al drama, el vacío y la degeneración”. Muy recomendable es leer la entrada “Homosexualidad en Polonia” que le dedica Wikipedia.
Su homofobia ha causado dolor y sufrimiento en miles, decena de miles de gays y lesbianas polacas. Un dolor causado de forma intencionada, planificada y voluntaria. En definitiva, el presidente polaco era un sádico homófobo, prepotente, paranoico, torturador y estúpido al que pudo más su soberbia que su inteligencia y responsabilidad. Los gays y las lesbianas del mundo estamos de enhorabuena. Con su muerte, las personas de bien debemos alegrarnos de que Polonia y Europa sean lugares un poco mejor.

martes, 30 de marzo de 2010

Ser gay no es sinónimo de ser inteligente.

Ni de ser idiota, ni de izquierda, ni de derechas, ni bueno, ni malo, ni santo ni pervertido. El buen dios fue muy democrático y maricones los hay en todas las familias. Recordé esta afirmación que hacía en los Jueves de COLEGA Sevilla, las reuniones semanales de la asociación durante mi etapa de miembro de su Ejecutiva, al ver el grupo de Facebook “Se puede ser gay y de derechas”.
La orientación sexual no se elige, pero sí puede desarrollarse, o no. Ser heterosexual, homosexual o bisexual no es una opción sexual, es una condición natural del individuo. Pero su práctica sí lo es. Tener relaciones heterosexuales, bisexuales u homosexuales es opcional, independientemente de la orientación sexual del individuo.
Los estudios obsesivos tanto de gays para explicar su orientación como de homófobos para detectar, eliminar o curar a homosexuales, han fracasado inevitablemente. Más éxito ha tenido la observación del mundo natural para detectar la existencia de relaciones homosexuales entre animales de diferentes especies. La conclusión es que en el mundo animal el sexo no está exclusivamente unido a la procreación, dándose en mamíferos, ovíparos, insectos, etc. relaciones afectivo-sexuales entre ejemplares del mismo sexo. Según Bruce Bagemihl se han observado este tipo de comportamientos en casi 1500 especies, desde primates hasta parásitos intestinales, y está bien documentado para unas 500 especies. Y, naturalmente, también en los seres humanos.
La heterosexualidad, la homosexualidad y la bisexualidad han estado presentes en toda la historia de la humanidad. Y se observa que las sociedades que más la han rechazado son las natalistas, es decir, las que priorizan su aumento constante de población como base de su expansión territorial. En cambio, en aquellas sociedades sin una apuesta natalista, la diversidad de orientación sexual ha sido respetada e incluso promovida.
En occidente las tres religiones monoteístas (judaísmo, cristianismo e Islamismo) han sido muy beligerantes contra la homosexualidad, especialmente la masculina. Odio hacia los homosexuales que heredó las ideologías conservadoras y de izquierda en el siglo XIX. Tan solo el liberalismo, que primaba la libertad del individuo, incluida la sexual, mostraba un mayor respeto hacia gays y lesbianas.
La Inglaterra victoriana, el comunismo (“acabando con los homosexuales acabaremos con el nazismo” afirmaba Máximo Gorki), el nazismo, el franquismo, etc. elaboraron leyes y estrategias para la persecución y la eliminación social de la homosexualidad… con evidente poco éxito pero con unos costes inmensos para millones de personas.
Rodríguez Zapatero tomó en su día una decisión importante, no exenta de controversia dentro del propio Partido Socialista Obrero Español: modificar el Código Civil para obviar el sexo de los contrayentes y así permitir el matrimonio de dos personas del mismo sexo. Con ello, España se convirtió, como afirmó ZP, en un país un poco más decente. Esta decisión pilló con el paso cambiado a la derecha política, mediática y sociológica española. La iglesia católica se asustó por el efecto contagio entre los países católicos mediterráneos e iberoamericanos. Y los y las homosexuales y bisexuales de derechas han tenido que inventar sobre la marcha una autojustificación moral para seguir siendo homosexuales, de derechas y poner a caldo a ZP. Como la que podemos leer en la página del grupo de Facebook: “Si, se puede, porque somos muchos, no todos los gays son de izquierdas, y seamos sinceros, la mayoria que voto a zapatero fue por lo de las bodas gays... La realidad es que con el PP todos viviamos mejor (sic)”. ¿Mejor como ricos o mejor como gays?
Excusatio non petita, accusatio manifesta. ¿Quién afirma que para ser gay hay que ser de izquierdas? Ni un solo documento, ni un solo escrito de los centenares que he leído sobre homosexualidad lo dice. Pero cuando observas que un partido realiza una apuesta fundamental por la igualdad mientras otro esconde su homofobia bajo el paraguas de la tradición y la familia, cualquier gay, lesbiana y bisexual no puede dejar de identificarte más con uno que con el otro. Y esta contradicción es la que lleva al gay de derechas a convertirse en homófobo. Es el mismo principio psicológico que llevó al senador Roy Ashburn, homosexual casado con una mujer y padre de cuatro hijos, a promover políticas homófobas en California. Ser gay no es sinónimo de inteligencia. Pero ser gay y sentirse cómodo en el PP, sí es sinónimo de idiotez.
Como curiosidad, te recomiendo un montaje titulado Hidden History colgado en Youtube con fotografías de parejas gays desde finales del siglo XIX.

lunes, 12 de octubre de 2009

Efebofilia y otros discursos narrativos

En un interesante artículo de opinión titulado “Yo, herético” publicado por los periódicos del Grupo Joly (lo leí en el DIARIO DE SEVILLA, pero no aparece en su web y me remito a la web del DIARIO DE CÁDIZ), José Manuel Aguilar Cuenta denuncia que “el mundo que pretenden crear nuestros políticos hemos pasado de la búsqueda de un nuevo orden social al intento de un nuevo orden narrativo” mediante “la manipulación de las emociones, utilizando el lenguaje como instrumento”. Sin compartir algunos de los extremos del mismo, sí me sirve su argumentación para desnudar a la casta que durante los últimos dos mil años ha venido manipulando la realidad mediante la cuidadosa elección del orden narrativo interesado.
A muchos podría parecer numantino el esfuerzo de cierta derecha española, mayoritaria en todo caso, que se oponen a que se denomine “matrimonio” a la unión de dos personas del mismo sexo. No se trata de un recurso estratégico por parte del PP, fundamentalmente, sino que a modo de espejo muestra la obsesión de la Iglesia Católica universal (por incluir a la Iglesia más allá de nuestras fronteras, no vayas a creer) por el uso manipulador del discurso narrativo.
Un ejemplo reciente lo tenemos en la intervención del observador permanente del estado Vaticano, el arzobispo Silvano Tomasi, ante el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Ginebra, cuando afirmó “no se debería hablar de pedofilia sino de homosexuales atraídos por adolescentes. De todos los curas implicados en casos de este tipo, entre el 80% y el 90% pertenecen a la minoría sexual que practica la efebofilia, es decir, los que tienen relaciones con varones de los 11 años a los 17”. EL PAIS recogía la noticia el pasado 30 de septiembre de 2009 con este titular "El Vaticano afirma que los curas no son pedófilos, sino `efebófilos´"
Para la Iglesia Católica su posicionamiento ¿ético? descansa sobre el discurso narrativo de la realidad. Desde que hace dos mil años descartó los once mandamientos de la ley de dios como el marco paradigmático de su acción religiosa, la manipulación del lenguaje y su narracion se convirtió en su teología.
Al igual que para la jerarquía vaticana “efebofilia” parece algo menos que “pedofilia”, “matrimonio” le parece demasiado para designar la unión civil de dos personas del mismo sexo. En la mente de los dirigentes católicos, intelectualmente tan enfermas tras siglos de manipulación del discurso narrativo como lo estuvieron en el pasado los comunistas soviéticos, ambas diferencias son obvias.
Para ti y para mí, no: las relaciones sexuales que un adulto mantiene con un chico o una chica de 11 años son tan execrables como las que puede tener un adulto con un chico o una chica de 1 año; la relación afectiva y emocional de dos adultos en una relación análoga a la conyugal es la misma tanto si se trata de dos hombres, de dos mujeres, o de un hombre y una mujer. La importancia del nombre depende de lo que describe, y no de la ideología que se quiere describir.
La manipulación del discurso narrativo tiene además la “virtud” de ofrecer consuelo emocional y disipar el sentimiento de culpabilidad. Con el ejercicio de cinismo de monseñor Tomasi, la jerarquía católica ofrece consuelo emocional a su grey y a sus funcionarios, pedófilos o no. Pero este discurso narrativo ya lo conocemos. Es el mismo que disculpa al torturador con la “obediencia debida” o al terrorista con la “opresión a la patria”.
La jerarquía católica dejó hace tiempo de mostrarse como un sepulcro blanqueado: directamente muestra su podedumbre al mundo, ONU incluida.

jueves, 2 de julio de 2009

Generación Gay

Jugando con la moda informática de calificar cada generación de un producto de su ordinario punto cero, se me ocurrió una forma bastante gráfica de explicar la evolución de la homosexualidad en nuestro país en los últimos treinta años. Y para evitar críticas furibundas, aclarar antes de nada, que las afirmaciones que realice debes tomarla, amable lector(a) en su generalidad, y nunca de forma categórica e incluso algunas veces provocadoras. También explicar que usaré el adjetivo “gay” como genérico de homosexual, incluyendo a la masculina y femenina, como se usa en determinados ambientes en favor de una mayor agilidad del texto, no por considerarlo lo más correcto.

La generación Gay 1.0, sería la crecida en plena posguerra, machacada por la dictadura más cruel de la historia de Europa, con millones de muertos, exiliados y represaliados. Son gays que sufrieron violencia física, emocional y social, alentada por una desalmada iglesia católica, incomprendidos a la vez que incomprensibles para ellos mismos. En Andalucía emigraron a Madrid, Barcelona o a Europa, o sobrevivieron como encaladores, modistos, etc. Conocidos como “la juana”, “la fernanda”, etc. y perseguidos por las fuerzas de orden público, encontraron en los resquicios de la sociedad “normalizada” espacios donde conocerse y reconocerse: la iglesia, las hermandades, la marina. Se tratan, sin duda, de los grandes olvidados de la lucha por la normalización social del hecho homosexual, bisexual y transexual en nuestro país.

Por su parte, la generación Gay 2.0 sería la que asumió su homosexualidad entorno a los años ochenta y noventa, más conectados con el exterior y que asumieron su orientación sexual de forma más combativa. Importaron de Estados Unidos y Europa sus estrategias asociativas y empresariales, y sufrieron como pocas el impacto del SIDA. Comienzan a no aceptar el espacio marginal que la sociedad les ha asignado, reformulando dichos espacios; no aceptan pasivamente los insultos, sino que los convierten en instrumentos de liberación; no aceptan las etiquetas impuestas y se inventan y autoasignan otras muchas. Son también los Gay 2.0 son los que importan un concepto, el orgullo, que si de por sí es una inadecuada traducción literal del inglés “pride”, el uso que propios y extraños hacen de él genera una gran confusión.

Después de muchos debates y de “bichear” por bitácoras y foros he llegado a la conclusión de que cuando un gay dice que se siente orgulloso de ser gay, lo que realmente quiere decir de forma abreviada es que se siente orgulloso de haber alcanzado la meta de vivirse como gay. Son, por lo tanto, gays que han asumido su orientación sexual de forma conflictiva por razones objetivas y/o subjetivas, y que una vez que lo han hecho no están dispuestos a que por acción u omisión se les vuelta a meter en el armario. Pero al simplificar la expresión, estoy orgulloso de ser gay, provoca incomprensión y rechazo por parte de muchos gays: ¿como estar orgulloso de algo que te viene dado, como el color del pelo o el de los ojos?.

Por último, en esta primera década del siglo XXI, comienzan a aparecer la generación Gay 3.0. Son gays que por razones objetivas y/o subjetivas no han asumido de forma conflictiva su orientación social. Se tratan de gays que en su ámbito familiar y social aceptan con normalidad la diversidad de la orientación sexual, unas veces como éxito pedagógico de las anteriores generaciones, otras simplemente porque, al no sentirse ellos mismos como bichos raros, han planteado su orientación sexual con una normalidad que provoca una respuesta natural.

Lo cierto es que en su conjunto, los Gays 1.0, 2.0 y 3.0 se miran con desconfianza. Sus propias experiencias vitales les lleva a no comprender la actitud de los demás. ¿Como acepta un Gay 1.0 que las mismas armas que les han machacado y de las que se han protegido con el silencio y la opacidad sean utilizadas con descaro y pública exhibición por los Gay 2.0? ¿O como demonios van a aceptar los Gay 2.0 a los Gay 3.0 que afirmen que ser gay no es más complicado que ser bético, cuando ellos mismos no se reconocen en el histrionismo liberador de la generación anterior?.

La mejor medicina para este síndrome es el respeto: aceptar que cada persona evoluciona a partir de sus experiencias personales y colectivas; asumir que no es posible estandarizar las emociones; y comprender que el futuro está en la diversidad y no en la falsa homogenización de nuestros afectos en patrones impuestos por heteros o gays, sea cuales sea su generación.

domingo, 28 de junio de 2009

Los falsos profetas del Orgullo Gay

A las falsas profecías le salen a menudo falsos profetas. Recientemente, uno de los grandes “profetas” del gayland madrileño se empeñaba en establecer una analogía entre estar en contra del “orgullo” gay y ser de derechas, aprovechando que en Sevilla el PP ha intentado sacar ganancias en río revuelto.

Pero como la realidad es tozuda, y no todo el mundo se maravilla ante los oropeles que despliega el gayempresariado que para hacer caja es capaz de vender como progresista la estrategia empresarial de mister Rockefeller, hay muchos organizaciones tanto GLBT como sociales y políticas que se muestran en contra de la franquicia del orgullo por todo el país.

Así, en Barcelona también una parte significativa del movimiento organizado, y no precisamente de derechas o conservador, se ha mostrado en contra de la exportación de la marca madrileña, lo que entre otras cosas, ha supuesto la celebración de dos actos en el día de ayer.

EL PAIS lo recoge así:

El Día del Orgullo Gay, dividido en Barcelona

BERTRÁN CAZORLA - Barcelona - 28/06/2009

Las calles del centro de Barcelona se volvieron a convertir ayer en una fiesta al paso de la tradicional manifestación del orgullo gay y lésbico. Los partidos políticos y asociaciones de activistas homosexuales que participaron en la marcha, sin embargo, echaban en falta la unidad de años pasados. Y es que a este acto reivindicativo, heredero de la primera marcha de gays españoles que, en 1977, destaparon sus anhelos de libertad en la Ciudad Condal, le ha salido un competidor: esta tarde, Barcelona vivirá por primera vez un desfile con menos pancartas y más carrozas, más festivo que el acto de ayer y, según criticaban muchos manifestantes, más comercial.

"Ha de ser posible salir todos juntos a la calle", decía ayer el histórico activista gay Armand de Fluvià al frente de la manifestación. Representantes de Esquerra Unida, Iniciativa y Esquerra Republicana, que también acudieron al acto, insistieron igualmente en tratar de recuperar el año que viene la unidad perdida.

Los integrantes de asociaciones de activistas homosexuales presentes en la marcha eran algo más críticos. "Nuestra sexualidad no está en venta", gritaban los manifestantes de la Plataforma Revolucionaria Antipatriarcal. Una de las integrantes de este grupo independentista aseguraba que el desfile de hoy "está convocado por el capitalismo rosa". "Esta mercantilización nos perjudica, crea estereotipos", añadía Laura Palomer, del colectivo Sinvergüenza, que decía que este año han tenido más problemas para dar a conocer la marcha porque muchas personas la confundían con el desfile de hoy.

Estoy convencido que muchas buenas personas de izquierda, honestas, han creído que lo que se llama “el orgullo”, es decir la pseudomanifestaciones con carrozas y conciertos, ayudan a la visibilidad. Pero lamento tener que afirmar que están completamente equivocadas: lo que están apoyando es una ideología profundamente injusta, discriminatoria y disgregadora.

sábado, 20 de junio de 2009

Cuando no todo lo gay es guay


Publicado en la sección de opinión del DIARIO DE SEVILLA del 20 de junio de 2009.

Pablo Morterero: UN cierto progresismo mal entendido, e incluso una secular mala conciencia, está llevando a muchas buenas personas de izquierda a aprobar con entusiasmo cualquier iniciativa que en el ámbito de la defensa de los derechos GLBT (gays, lesbianas, bisexuales, transexuales) se plantean en la actualidad. Pero no todo lo que se etiqueta bajo dichas siglas nos lleva al mismo puerto.

Dentro del movimiento homosexual, bisexual y transexual existen dos modelos reivindicativos, bastante semejantes por otra parte a los generados dentro del movimiento feminista o de personas sordas: aquel que prescribe la diferenciación de las personas homosexuales sobre el resto, y por ello la necesidad de fomentar la autosegregación, o la que promueve la normalización del hecho homosexual en el ámbito natural de cada persona homosexual.

El modelo anglosajón, denominado comunitarismo, apuesta por la primera opción, la de mayor calado mercantilista, ya que si las empresas del sector convencen a un número significativo de gays de su diferencia podrá construir un target rentable para colocar productos específicos. De ahí no sólo las empresas de ocio gay, sino de servicios (hoteles, agencias de viajes e incluso de servicios al hogar), partidos políticos y sindicatos gays, o barrios como Chueca, destino ideal para muchos gays de todo el país pero prohibitivo por sus precios para la gran mayoría.

El modelo continental europeo, más en línea con los modelos socialdemócratas, es la opción de otra parte de la reinvindicación GLBT. Mucho más político, el llamado modelo igualitarista no pretende la segregación sino la normalización del hecho homosexual en el entorno natural de la persona homosexual: su familia, su barrio, su ciudad. Es decir, que la vida cotidiana de cualquier persona no se vea afectada por algo tan intrascendente como es que su orientación sexual sea diferente de la mayoría de su círculo. Esta formulación difumina el perfil gay del consumidor y lo iguala, valga la redundancia, a los de sus iguales naturales.

El paradigma del modelo comunitarista es el llamado "orgullo" (una desafortunada traducción al castellano del ingles pride) y que entremezcla interesadamente reivindicación, fiesta y consumo. Una muestra clara de ello es el patrocinio por parte de empresas comerciales de todas las actividades de la Marcha del Orgullo. ¿Se imagina, querido lectora o lector, que en la cartelería y pasquines del primero de mayo o del Día contra la Violencia de Género se incluya publicidad de grandes almacenes, cadenas de restauración, sex shops, etcétera?

Cada persona o colectivo es libre de defender sus derechos o luchar por sus aspiraciones por cualquier medio o estrategia, siempre que se realicen dentro de la ley. Por ello, no es cuestionable la decisión de aquellos homosexuales, bisexuales y transexuales que piensen que el comunitarismo es la estrategia que mejor defiende sus intereses.

Lo cuestionable es intentar hacer pasar por progresista o de izquierda lo que no lo es. E incluso peor, venderlo como tal lo que es una estrategia claramente contraria a los valores que tradicionalmente ha defendido la izquierda en Europa. Por ello, miles de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales de Andalucía no nos sentimos identificados en absoluto con iniciativas como las marchas del orgullo cuyo fin último, bajo una apariencia reivindicativa, es convertirnos en consumidores y no en ciudadanos, segregarnos de nuestro entorno natural y convencernos de que las personas heterosexuales son homófobas por naturaleza.

jueves, 11 de junio de 2009

Debate sobre qué es violencia de género


Publicado en la sección Lectores de PÚBLICO del 22 de abril de 2009.

Por Pablo Morterero / Sevilla. El debate en el seno del movimiento GLBT (gays, lesbianas, bisexuales y transexuales) sobre la necesidad de que la Ley Integral sobre Violencia de Género incluyera a las parejas compuestas por dos personas del mismo sexo viene de antiguo.

En su momento, mi posición en las asociaciones en las que participaba era contraria, en línea con lo expresado en este periódico por Miguel Lorente Acosta, delegado del Gobierno para la Violencia de Género, ya que la violencia que persigue dicha ley es la basada en la desigualdad y, en cambio, se supone que las relaciones construidas entre dos personas del mismo sexo parten de la igualdad. Pero hoy no lo aseguraría.

Parece cada vez más claro que el género es un constructo social como se afirma desde la Teoría Queer. La forma de cómo asumen gays y lesbianas su homosexualidad es lo bastante desconocida como para impedir afirmaciones tajantes. Parece posible que personas homosexuales asuman uno y otro rol de género. Es decir, hombres homosexuales que se construyan como homosexuales con roles femeninos y masculinos y mujeres homosexuales que se construyan con roles femeninos y masculinos.De ser así, no sería extraño que algunas parejas de personas del mismo sexo adopten en su convivencia actitudes de género similares a las de una pareja de personas de distinto sexo, objeto de la Ley Integral.

La negativa a discutir esta posibilidad me sorprende. Posiblemente se perciba como un ataque a un proyecto legislativo necesario, pero también puede deberse a prejuicios de los movimientos GLBT. Lo importante, en mi opinión, es proteger a la parte más débil de una relación emocionalmente construida en la desigualdad de género, la ejerza quien la ejerza y la sufra quien la sufra.