viernes, 29 de abril de 2011

Y también las mujeres

En la tarde del día 28 de abril se celebró en la Agrupación Socialista de San Jerónimo (Sevilla) un nuevo homenaje al compañero José Galán Merino, un socialista de los tiempos en que serlo suponía arriesgar la vida propia y el bienestar de la familia. En el momento de su fallecimiento, durante una reunión en la Casa del Pueblo, era secretario general de la Agrupación y todo un símbolo de la gran familia socialista sevillana. Por ello se trataba de un homenaje necesario en tiempos de tribulación, un magnífico ejemplo de entrega, honradez y compromiso, como destacaron sus compañeros de fatiga Pepe Reina y José María Romero. En la reescritura que del franquismo están empeñados en hacer los radicales neoliberales que siempre encuentran púlpito en medios como INTERECONOMÍA, COPE, LA GACETA, etc. nos presentan los treinta y seis años que van de 1939 a 1975 como un tiempo de paz y concordia. Nada más falso. En todo caso era la paz de los cementerios y la concordia de los silencios aterrados de aquellos que eran encarcelados, torturados, despedidos, perseguidos una y otra vez. Por ello, en estos tiempos que se pretende una vez más manipular la historia, los homenajes a hombres honrados y luchadores como Galán Merino, y la recuperación de recuerdos como los que nos ofreció los compañeros Romero y Reina se hacen necesarios.
En el mismo homenaje a Galán, se entregaron varias distinciones tanto a militantes ya fallecidos como a aquellas compañeras y compañeros con más de 25 años de militancia en la agrupación. Y sin duda, la emocionada intervención de la compañera Pepa Cabezón, también homenajeada, la que nos recordó que detrás de aquellos grandes hombres, existían grandes mujeres que eran las que realmente sostuvieron el PSOE de la clandestinidad. Mujeres que mientras sus maridos estaban presos debían cuidar de una familia sin apenas recursos; mujeres que mientras dormían con sus maridos vivían en un perpetuo temor a la llegada de la Secreta; mujeres que debían mantener un hogar con los intermitentes salarios de unos maridos que eran despedidos una y otra vez de sus puestos de trabajo; mujeres, en fin, que a veces compartiendo ideología y otras veces con el simple convencimiento de la dignidad de la luchas de sus hombres, mantuvieron encendida durante décadas la llama de la lucha por la libertad y la solidaridad obrera en una sociedad militarizada y cercenada por el nacional catolicismo. Grandes mujeres ocultas una vez más detrás de grandes hombres.
Por eso me acordé de mi tía abuela Carmen del Pino, de la que ya hablé en otro post, una mujer que con apenas 20 años era encargada de la Tintorería Inglesa de Málaga, con trabajadores a su cargo. Se cuenta en la familia de mi madre, que vivía en Ceuta por aquel tiempo, que el 18 de julio de 1936, tras conocerse el alzamiento nacional, comenzaron a quemar papeles comprometidos de la militancia socialista y masónica de los cuñados David Valverde, Emilio Millán y Antonio del Pino. En ese momento, golpearon la puerta dos falangistas fuertemente armados exigiendo que se abriera la puerta para registrar la casa. Como nos podemos imaginar la situación fue espantosa. Pero mi tía abuela Carmen abrió la puerta y exigió a los falangistas la orden de registro firmada por un juez, a lo que le respondieron que no necesitaba una orden. Entonces, mi tía abuela les dijo que no podían pasar sin una orden de registro, a menos que lo hicieran pasando sobre su cadáver. Tal tuvo que ser la firmeza, la fiereza y el poderío de aquella mujer que los falangistas se retiraron prometiendo que regresarían con una orden del juez, cosa que nunca ocurrió. Al cerrar la puerta, se cuenta en mi familia, mi tía abuela se derrumbó y empezó a llorar, pero consiguieron destruir toda la documentación comprometedora. Meses más tarde, su cuñado David Valverde, alcalde socialista de Ceuta, fue fusilado; y su entonces cuñado, más tarde marido, Emilio Millán fue depurado del Ayuntamiento de Ceuta por su militancia en la UGT.
Esas grandes mujeres no han dispuesto del homenaje necesario. Vivieron dedicadas a mantener la lucha de sus maridos, pero nadie les ha reconocido su propia lucha, tal vez carentes de grandes episodios épicos, pero que llenos de miedo, dolor y sufrimiento hicieron grandes al Partidos Socialista Obrero Español y a la Unión General de Trabajadores.
Por ello, en cada homenaje a un compañero debería existir otro a la mujer que hizo posible aquella lucha. Por ello, quiero que este post sea mi propio homenaje para aquellas grandes mujeres que nos han permitido estar hoy aquí.

1 comentario:

  1. Pablo este artículo de opinión es extraordinario. No lo digo porque sea mujer, sino simplemente porque sabes valorar lo que aquellas mujeres tenían que hacer y en qué condiciones lo hacían. Alabo la sensibilidad y realidad con que has descrito la labor callada y no callada de esas mujeres tan importantes, y que con su quehacer y sufrimiento, han cultivado y labrado el sentimiento de libertad, dando como fruto: LA DEMOCRACIA. Gracias por este artículo, sencillamente es sensacional y también me ha recordado a familiares míos muy directos.

    Mercedes Arévalo

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